Este innovador y sorprendente material ha sido descubierto y presentado al mundo por Suzanne Lambert, estudiante de maestría en ingeniería civil de la Universidad de Ciudad del Cabo, tal y como recoge la web de dicha universidad.

Lambert y su equipo de investigación han conseguido fabricar estos bio-ladrillos a partir de orina humana, mediante un proceso natural conocido como precipitación de carbonato microbiano (un proceso similar al modo en que se forman las conchas marinas).

La ureasa (una enzima) es la encargada de descomponer la urea en la orina mientras produce carbonato de calcio a raíz de una compleja reacción química. Esto es lo que consigue cementar, endurecer la arena dándole cualquier forma, por lo que el material podría servir tanto para crear una columna circular como para fabricar un ladrillo rectangular.

La creación de estos nuevos bio-ladrillos sigue un proceso similar al modo en que se forman las conchas marinas.
Robyn Walker / Universidad de Ciudad del Cabo

Hay que señalar que la idea de utilizar urea para fabricar ladrillos no es nueva. Fue probada en Estados Unidos hace algunos años utilizando soluciones sintéticas. Pero sí es la primera vez que se emplea orina humana real, lo que supone un gran avance en materia de reciclaje de desechos, como aseguran sus creadores.

Por otra parte, mientras que un ladrillo tradicional se cuece en horno a una temperatura de entre 900 y 1000 ºC (produciendo grandes cantidades de dióxido de carbono), estos nuevos bio-ladrillos se fabrican en moldes a temperatura ambiente. Otra ventaja a nivel medioambiental…

Pero, ¿qué ocurre con su resistencia? ¿Son tan fuertes como los tradicionales? Según sus creadores, los nuevos ladrillos pueden adaptarse sin problemas a las necesidades de cada cliente. ¿Cómo? Es una cuestión de tiempo: cuanto más tiempo demos a las bacterias para hacer su trabajo y cementar, más fuerte será el material.

Belén Robles González