El cambio climático podría representar una amenaza para la fertilidad masculina, según un reciente estudio de la University of East Anglia publicado en Nature Communications. Los resultados revelan que las olas de calor dañan los espermatozoides en los insectos e impactan negativamente en las generaciones futuras.

El equipo, liderado por Matt Gage, señala que la infertilidad masculina durante las olas de calor podría ayudar a explicar por qué el cambio climático está teniendo un impacto de tal relevancia en diferentes especies, incluidas las extinciones relacionadas con el clima producidas en los últimos años.

“Sabemos que la biodiversidad está sufriendo debido al cambio climático – explica Gage en un comunicado –, pero las causas y sensibilidades específicas son difíciles de precisar. En este estudio hemos demostrado que la función del esperma es un rasgo especialmente sensible cuando el ambiente se calienta. Estos hallazgos podrían proporcionar una explicación de por qué la biodiversidad está sufriendo por el cambio climático”.

El equipo de Gage analizó el comportamiento del escarabajo rojo de la harina (Tribolium castaneum) para explorar los efectos de las olas de calor en la reproducción masculina.

Para ello se expuso a los escarabajos a condiciones de control estándar o temperaturas entre 5 y 7ºC por encima de su temperatura óptima durante cinco días. Los resultados mostraron que las olas de calor reducían a la mitad la cantidad de descendientes que los machos podían producir, y una segunda ola de calor casi los esterilizaba.

Las hembras, por el contrario, no se vieron afectadas por las condiciones de las olas de calor. Sin embargo, la reproducción femenina sí se vio afectada indirectamente: las olas de calor dañaron el esperma en el interior del sistema reproductor femenino.

La investigación también muestra que las crías viven vidas más cortas, al menos dos meses, una cifra importante teniendo en cuenta que estos escarabajos pueden llegar a vivir hasta 3 años.

«Se cree que los escarabajos constituyen una cuarta parte de la biodiversidad – concluye Gage –, por lo que estos resultados son muy importantes para entender cómo reaccionan las especies al cambio climático.

Juan Scaliter