En el continente africano vive el Indicador grande (Indicator indicator), un ave que se sabe ayuda a los humanos y a los tejones de la miel (Mellivora capensis) a encontrar colmenas ocultas en la arboleda. Lo extraño es que cuando los recolectores de miel de Mozambique llaman a estas aves con la esperanza de que les conduzcan a la dulce cosecha, estas reconocen la llamada específica. Así lo afirma un nuevo estudio publicado en Science y liderado por Claire Spottiswoode. Los resultados señalan que las aves son capaces de dar un significado concreto a la llamada del ser humano para la cooperación, lo que representa un caso raro de mutualismo entre los humanos y un animal salvaje.

El indicador grande no es capaz de abrir por sí mismo la colmena para disfrutar de la cera del interior, pero cuando los humanosquitan la miel, dejan la cera que estas aves devoran con fruición.La tribu Yao de Mozambique, utiliza una llamada específica, un trino fuerte seguido de un gruñido, para atraer la atención del indicador. El equipo de Spottiswoode entrevistó a 20 hombres Yao que utilizan esta llamada y para confirmar la eficacia de esta relación mutualista,los siguieron en sus rutinas diarias. Lo que descubrieron fue que el 75% de las veces que se usaba este llamado, las aves los llevaban a colmenas ocultas. Luego crearon otras dos llamadas, sonidos de control, para ver si el resultado era el mismo. Las conclusiones muestran que el sonido tradicional aumenta la probabilidad de ser guiado por un indicador del 33% al 66%, y la probabilidad global de que se muestra un nido de abejas se incrementa del 16% al 54% en comparación con los sonidos de control.

Juan Scaliter