En todo el mundo, aún en las áreas más remotas, la sobrepesca ha reducido la biomasa de los grandes depredadores en más de un 90%. La ausencia de estos animales, ubicados en lo más alto de la cadena trófica marina, es un indicador fiable del estado de salud de un ecosistema.
Un reciente estudio, realizado por la Estación Científica Charles Darwin, en Galápagos (Ecuador) señala que en dos islas de la región, Darwin y Wolf, se encuentra la mayor biomasa de tiburones conocida hasta la fecha, un total de 12,4 toneladas por hectárea. Se trata de una excelente noticia ya que esta región, en el norte de las Galápagos, no estaba protegida de la pesca y recién en marzo de 2016 el gobierno ecuatoriano anunció la creación de un santuario marino.
«Las islas de Darwin y Wolf son joyas de la corona de las Galápagos – explica Pelayo Salinas de León, autor principal del estudio en un comunicado –debido a la gran abundancia de tiburones y otros depredadores superiores”. Los resultados, publicados en la revista PeerJ, se obtuvieron tras más de dos años de investigaciones con sistemas de sonido y vídeo en siete áreas diferentes de las dos islas y los registros obtenidos son considerablemente superiores a los obtenidos a los conocidos en el Parque Nacional Isla del Coco de Costa Rica y la reserva marina de Chagos en el Océano Índico, que ocupanel segundo lugar en cuanto a biomasa de tiburones.

Juan Scaliter