Lo consiguen gracias a la siringe, el órgano vocal de las aves, que nace en la base de la tráquea. Este aparato produce sonidos complejos gracias a vibraciones del aire en sus paredes cartilaginosas, y por eso los loros pueden imitar voces sin las cuerdas vocales que tienen los mamíferos. Curiosamente, solo las aves y los cocodrilos tienen este órgano especializado. Además, gracias a su lengua redonda y a través de pequeños movimientos rápidos, puede dar forma al aire y diferenciar sonidos, de una manera muy similar a como lo hace el hombre.

También se sabe que la capacidad del lenguaje en los humanos se debe al gen Foxp2, y que una versión similar de este gen está presente en muchas aves, lo que contribuye a la plasticidad del canto y su capacidad de imitar.

Los loros no son solo burdos imitadores: los estudios realizados por la doctora Irene M. Pepperberg demostraron que estos animales podían nombrar e identificar hasta 40 objetos diferentes, y distinguir conceptos como “igual” o “distinto”.

¿Cómo de listo es un loro?

Casi tanto como un primate. Ambas especies están en el top ten de la inteligencia animal y todo gracias a los ‘núcleos pontinos’, encargados de procesar la actividad motora. En monos y humanos esta área está más desarrollada que en otros mamíferos. Sin embargo, en las aves es muy pequeña. ¿Qué ocurre entonces en los loros?

Un reciente estudio ha encontrado que la pequeñez de esa zona se compensa con una estructura parecida (núcleo espiriforme medial) que conecta la corteza cerebral con el cerebelo. Esta parte es entre dos y cinco veces más grande en loros que en otras aves. La han desarrollado de manera independiente y es muy similar a la de los primates, lo que constituye, según los investigadores, “un ejemplo increíble de convergencia entre especies”.

Redacción QUO