La abeja de Wallace fue descubierta por primera vez en 1859 por el naturalista y geógrafo Alfred Russel Wallace. Este ejemplar gigante, desconocido hasta entonces, se encontraba en la isla de Bacan, en Molucas (Indonesia) y, no se volvió a saber de ella hasta 1981, momento en que se pudo documentar la existencia de ejemplares vivos de esta especie.

Ahora una expedición de científicos expertos, liderada por el fotógrafo naturalista Clay Bolt, ha localizado, fotografiado y filmado, en esa misma región, varios ejemplares de la abeja de Wallace en su medio natural. El equipo lo completan el entomólogo Eli Wyman (Universidad de Princeton, Estados Unidos), el investigador Simon Robson (Universidad James Cook, Australia), el escritor Glen Chilton y diversos guías de Indonesia.

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Clay Bolt/claybolt.com

El nombre científico asignado a esta nueva especie es Megachile pluto pero, en honor a su descubridor, sigue siendo denominada la abeja de Wallace. También es conocida como el bulldog volador, por el aspecto de su cabeza y sus dimensiones gigantescas.

Bolt narra este redescubrimiento en un artículo publicado en el blog de Global WildLife Conservation y detalla la complejidad que ha tenido este viaje a la misma selva tropical en la que Wallace encontró a su abeja gigante. El trabajo se inició en enero entre nidos de termitas y árboles, pero no conseguían encontrar más que ejemplares de otras especies de la familia Megachile. Cuando estaban a punto de desfallecer, un golpe de suerte cambió el rumbo de la expedición.

Un relato apasionante

“Nos acercamos a un árbol podrido y le pregunté a Iswan, uno de los guías locales, si le importaría subir al árbol para echar un vistazo al interior. Mientras miraba dentro de uno de los agujeros, exclamó: ¡He visto algo que se movía! Saltó hasta el suelo, por temor a que la criatura fuera una serpiente -su peor miedo-, y después de recuperar el aliento, dijo que parecía que el agujero estaba mojado y pegajoso por dentro. Eli y yo nos miramos con entusiasmo reservado. Él trepó e inmediatamente se sintió seguro de que era un nido de abejas. La estructura era demasiado perfecta y similar a lo que esperábamos encontrar. Subí a continuación y la linterna de mi casco iluminó la cosa más extraordinaria en la que había puesto mis ojos. Simplemente no podía creerlo: Habíamos redescubierto la abeja gigante de Wallace”.

Después de bailar de alegría, fotografió a la abeja y grabó un vídeo. La lista roja de especies amenazadas de la UICN sitúa a esta abeja como especie vulnerable, pero hasta ahora existen pocos datos. “Espero que este redescubrimiento genere investigaciones futuras que nos brinden una comprensión más profunda de esta abeja única y un esfuerzo futuro para protegerla de la extinción”, subraya Wyman.

Marian Benito