Científicos planetarios han hecho público, en la reunión anual de la Asociación Americana de Astronomía, importantes descubrimientos relacionados con el asteroide 2008 TC. Esta roca estelar, del tamaño de un coche, es la primera que ha sido seguida por un telescopio antes de estrellarse en nuestro planeta, más precisamente en Sudán, África.
Durante 19 horas su trayectoria fue seguida y se pudo observar, paso a paso, como a roca se quebraba debido a la atmósfera terrestre. Las primeras investigaciones hallaron en su superficie numerosos diamantes microscópicos. Pero la gran sorpresa llegaría una vez que se sometiera a un análisis más profundo.
El 2008 TC se había partido, aproximadamente, en 47 fragmentos que fueron repartidos entre distintos científicos como Michael Callahan del Centro Espacial Goddard de la Nasa, Richard Zare, Amy Morrow and Hassan Sabbah de la Universidad de Stanford o Peter Scheirich de la Academia Checa de las Ciencias. Al analizar los fragmentos, los científicos descubrieron e identificaron 18 tipos distintos de aminoácidos, moléculas orgánicas que forman las proteínas. Muchas de las cuales son poco comunes en nuestro planeta y podrían haberse formado en el espacio.
Lo extraordinario del hallazgo se multiplica cuando los científicos aún no se explican cómo lograron sobrevivir estos aminoácidos cuando la 2008 TC fue calentada hasta unos 1.300 grados al entrar en la atmósfera (los aminoácidos se destruyen a temperaturas mayores de 600 grados). Una opción es que hayan permanecido dentro de la roca hasta que esta se fragmentó al chocar con la Tierra. En lo que sí están de acuerdo los científicos es que esta es una prueba que avala la teoría de que la vida en nuestro planeta comenzó gracias a las “semillas que plantaron” diversos asteroides.

Redacción QUO