En la última década, numerosas investigaciones han demostrado que cepas probióticas específicas pueden prevenir o tratar eficazmente ciertas enfermedades tanto en modelos animales como en humanos. Estos informes han llevado a una gran demanda de suplementos probióticos, lo que ha provocado un aumento masivo en el desarrollo de nuevos productos. Así, los probióticos parecen estar en todas partes estos días: en yogur, pepinillos, pan e incluso en comida para perros.

Pero hay un lugar en el que habitualmente no pensaríamos: hay probióticos en pañales sucios. Sí, así es, probióticos en la caca de bebé.

Un grupo de científicos de la Escuela de Medicina Wake Forest, liderados por Hariom Yadav, han desarrollado un «cóctel» probiótico derivado de las cepas de bacterias intestinales que se encuentran en las heces de los bebés y que pueden ayudar a aumentar la capacidad del cuerpo para producir ácidos grasos de cadena corta o ácidos grasos volátiles (AGV). ¿Por qué esto es importante?

«Los ácidos grasos de cadena corta – explica Yadav – son un componente clave de la buena salud intestinal. Las personas con diabetes, obesidad, trastornos autoinmunes y cánceres con frecuencia tienen menos ácidos grasos de cadena corta. Aumentarlos puede ser útil para mantener o incluso restaurar un entorno intestinal normal y, con suerte, mejorar la salud”. Pese a que el estudio, publicado en Scientific Reports, fue limitado, en el sentido que no evaluó la mezcla probiótica en ningún modelo de enfermedad, sí estudió sus posibles efectos en simulaciones.

“Los bebés generalmente son bastante saludables y claramente no padecen enfermedades relacionadas con la edad, como la diabetes y el cáncer – concluye Yadav –. Y, por supuesto, sus heces son fáciles de obtener”.

Juan Scaliter