De acuerdo con un reciente estudio, publicado en Cell Reports, las drogas psicodélicas, como el LSD, el DMT (presente en la ayahuasca) o la DOM (dimetoxianfetamina),alteren la mente también en el aspecto físico. Los autores, liderados por David E. Olson, señalan que estos compuestos produjeron cambios en las neuronas de ratas y moscas, haciendo que tuvieran una mayor capacidad de ramificación y conexión entre neuronas. Los resultados respaldan la teoría de que este tipo de drogas podrían ayudar a combatir la depresión, la ansiedad, la adicción y el trastorno por estrés postraumático.

“Estos – explica Olson en un comunicado – son algunos de los compuestos más poderosos conocidos por sus efectos sobre las funciones cerebrales, por lo que resulta obvio que debemos entender cómo funcionan”.
La idea de que la depresión está vinculada a un desequilibrio en la química cerebral sigue siendo aceptada, pero estudios recientes han revelado evidencia de que la depresión se manifiesta como cambios estructurales en los circuitos cerebrales o atrofia en partes del cerebro. Esto no significa que las neuronas mueran durante la depresión, pero que las neuritas se retraen. Las neuritas son las secciones (axones o dendritas) de una neurona que se extienden para unir neuronas, facilitando la comunicación.

«Una de las características de la depresión – añade Olson – es que en la corteza prefrontal, una región clave del cerebro que regula la emoción, el estado de ánimo y la ansiedad, las neuritas tienden a marchitarse. Estos cambios cerebrales también aparecen en casos de ansiedad, adicción y trastorno de estrés postraumático”.

El equipo de Olson analizó el efecto de los psicodélicos en experimentos con animales, moscas y ratones. Los análisis posteriores mostraron cambios funcionales y estructurales en las neuronas corticales, como los promovidos por la ketamina. Los psicotrópicos aumentaron tanto la densidad de las espinas dendríticas como la densidad de las sinapsis. Algunos psicotrópicos probados, incluido el LSD, demostraron ser más potentes y eficaces que la ketamina para promover el crecimiento de las neuritas.

Los investigadores no hicieron ningún experimento humano, pero los realizados en vertebrados e invertebrados mostraron que estos compuestos producían efectos similares en todas las especies. Esto indica que los mecanismos biológicos que responden a los psicotrópicos se mantienen igual a lo largo de eones de evolución y que probablemente tengan los mismos efectos en los humanos.

«Si comprendemos las vías de señalización que conducen a la plasticidad neuronal, podríamos apuntar a nodos críticos a lo largo de esas vías con medicamentos que son más seguros que la ketamina o los psicotrópicos – concluye Olson –. Aunque la mayoría de ellos no se consideran adictivos de la misma manera que la cocaína, sí producen alucinaciones. No creo que se conviertan en medicamentos recetados, pero un compuesto inspirado en psicotrópicos si podría hacerlo”.

Juan Scaliter