Un equipo internacional de investigadores, liderados por Tim Starkey, ha descubierto nuevas pruebas de colores presentes en fósiles mesozoicos.
Los colores estructurales de los fósiles estudiados, datados en 180 millones de años, fueron el resultado de la dispersión de la luz por intrincadas microestructuras, extendiendo la evidencia de estas estructuras de dispersión de la luz en el registro de fósiles de insectos en más de 130 millones de años.

Usando microscopios electrónicos y modelos ópticos, el equipo descubrió crestas y surcos microscópicos en las escamas de las alas de las mariposas, similares a las que se ven en las actuales. Los modelos revelaron que se trata de estructuras fotónicas que serían las responsables de los tonos metálicos en las alas de los insectos.
“Los colores estructurales exhibidos por las mariposas y polillas han sido un interés de investigación de larga data en Exeter – explica Starkey en un comunicado –, y nos han ayudado a desarrollar tecnologías ópticas de inspiración biológica. Sin embargo, en este estudio buscamos millones de años atrás en el origen temprano de tales colores en la naturaleza, para entender cómo y cuándo tuvo lugar la evolución de los colores en estos insectos».

El estudio, publicado en Science Advances (titulado Fossil scales illuminate the early evolution of lepidopterans and structural colours ), fue escrito en colaboración por los paleontólogos Maria McNamara y Luke McDonald. McNamara aseguro que “sSorprendentemente, estos fósiles se encuentran entre los representantes más antiguos conocidos de mariposas y polillas. No esperábamos encontrar escamas de alas en este estado de preservación y mucho menos estructuras microscópicas que producen color. Esto nos dice que el color fue una importante fuerza impulsora en la formación de la evolución de las alas, incluso en los primeros ancestros de las mariposas y polillas”.

Juan Scaliter