¿Se está reeditando la guerra fría entre Estados Unidos y Rusia? Pues en algunos aspectos parece que sí. En el pasado las dos superpotencias ya vivieron un enconado enfrentamiento por ver quien colocaba primero a un hombre en la Luna. Ganaron los americanos. Pero, ahora, Vladimir Putin está dispuesto a que su país sea el primero que pise la superficie de Marte.

El presidente ruso ha anunciado que en 2019 pondrá en marcha un ambicioso plan espacial con misiones a la Luna y a Marte. El objetivo será llevar rovers al Planeta Rojo,dando así el primer paso para la que será la primera misión tripulada. Putin ha dicho que la intención es que se produzca tan solo unos pocos años después.

Pero, tal y como plantea la revista LiveScience, puede haber un serio impedimento para que esa misión arranque realmente en 2019. Y es que para llegar a Marte hay que realizar la llamada órbita de transferencia de Hohmann. Una órbita de transferencia es el que camino que debe seguir una nave para salir de la órbita terrestre y llegar a la de Marte. Por causa de la gravedad del sol, la nave solo necesita impulso al salir de la Tierra, y al llegar al destino. El resto del recorrido lo hace describiendo un movimiento elíptico, y aprovechando el movimiento que le proporciona el Sol.

Pero el problema es que, para que esa transferencia de órbita funcione, tanto Marte como la Tierra tienen que estar situados en los extremos de la elipse. Y eso solo se produce en momentos concretos. La próxima vez que sucederá será en mayo, y ya no volverá a ocurrir hasta mediados de 2020.

Es de suponer que los científicos rusos ya habrán contado con ese impedimento. Los especialistas dicen que no es imposible llegar a Marte aunque el lanzamiento se produzca fuera de esas circunstancias, pero la cantidad de fuel que se necesitaría sería enorme. ¿Frenará esto los planes de Putin? Por lo que conocemos de él, lo dudamos mucho. De cualquier forma, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos.

Fuete: LiveScience.

Vicente Fernández López