Unos 250 millones de años atrás, cuando los dinosaurios apenas comenzaban a pensar en surgir, quienes gobernaban los mares eran unos reptiles altamente especializados: los ictiosaurios. Este grupo se extinguió hace 90 millones de años atrás y aunque se encuentran a menudo decenas de fósiles, principalmente en el Reino Unido, el novedoso hallazgo de una especie desconocida se llevó a cabo en un museo. Científicos del Reino Unido y de Alemania han descubierto el ictiosuario más grande registrado y encontraron que estaba embarazada en el momento de la muerte.
Se estima que este nuevo espécimen medía entre 3 y 3,5 m de largo y era una hembra adulta. Originalmente fue descubierto en la costa de Somerset, a mediados de los años 1990, y es del Jurásico Temprano (unos 200 millones de años). Sin embargo, el espécimen permaneció sin estudiar en las colecciones del Museo Estatal de Baja Sajonia en Hannover, Alemania.

El paleontólogo Sven Sachs, del Museo de Historia Natural de Bielefeld (Alemania) vio por primera vez el espécimen en agosto de 2016. Informó del hallazgo al experto en ictiosaurios de la Universidad de Manchester, Dean Lomax, y juntos examinaron el nuevo espécimen a principios de 2017. Lo identificaron como un ejemplo de Ichthyosaurus somersetensis, una nueva especie que Dean y Judy Massare, habían identificado previamente.
“Me asombra que ejemplares como este (el más grande) todavía se puedan “redescubrir” en las colecciones de museos – señala Sachs en un comunicado –. No necesariamente hay que salir al campo para hacer un nuevo descubrimiento. El tamaño de la especie es importante, pero también que sea el tercer ejemplo de un ictiosaurio con un embrión. Esto lo hace especial”.
El embrión está incompleto y conserva solamente una porción de la columna, una aleta trasera, costillas y algunos otros huesos. Las vértebras conservadas tiene menos de 7 cm de largo. Los huesos del embrión no están completamente osificados, lo que significa que el embrión aún se había terminado de desarrollar.

Otro descubrimiento intrigante que hicieron los autores del estudio, publicado en Acta Palaeontologica Polonica (A new specimen of Ichthyosaurus somersetensis containing an embryo), fue que la aleta caudal de este nuevo espécimen no pertenecía al resto del esqueleto. Se le había agregado la de otra especie para hacerla parecer más completa y visualmente atractiva paraexhibición.
“A menudo es importante examinar los fósiles con un ojo muy crítico – añade Sachs –, ya que a veces, como en este caso, los especímenes no son exactamente lo que parecen ser. Sin embargo, la intención no fue crear una farsa, sino simplemente lograr una muestra mejor exposición. Pero, si las partes falsas no se detectan, entonces los científicos pueden caer en el error de presentar información errónea”.

Juan Scaliter