“Los pulmones son nuestra mayor interfaz con el medio ambiente exterior – afirma Robert P. Dickson, principal autor del estudio publicado en Mbio –, con 70 metros cuadrados de superficie (algunos hablan de 100). Eso es 30 veces el tamaño de la piel y el doble del tamaño del tracto gastrointestinal. Nuestra investigación confirma que los pulmones están bajo bombardeo constante por diversas comunidades de bacterias. Afortunadamente si se trata de pulmones sanos, se podría decir que son como la Antártida, donde las condiciones no son buenas para la reproducción de microbios, pero si están enfermos hablaríamos de una isla tropical, donde las condiciones ambientales permiten la persistencia y reproducción de ciertas bacterias”.
Cada vez más los científicos comprenden la importancia del bioma pulmonar. Recientemente se publicaba un estudio que mencionaba la importancia del primer aliento para configurar nuestro sistema inmune y ahora, gracias al trabajo del equipo liderado por Dickson, se comienza a comprender cómo las bacterias llegan a nuestros pulmones y su vinculo con diferentes enfermedades.

A bordo de pequeñas gotas de saliva y eludiendo la vigilancia de la epiglotis, las bacterias llegan a nuestros pulmones. Allí las reciben otras colonizadores que, según demuestra este estudio, son muy similares en su genética a las que se pueden hallar en la boca. Los resultados permiten concluir que son pocas las bacterias que logran sobrevivir mucho tiempo en los pulmones sanos ya que, a diferencia del intestino, es un ambiente inhóspito, con poca nutrición y una vigilancia constante por parte del sistema inmunológico del pulmón.
“Se trata del trabajo más completo del microbioma pulmonar sano hasta la fecha – concluye Dickson – y es un importante aporte a la evidencia de que los pulmones sanos son como una isla cuya población está determinada por el equilibrio de la inmigración y la eliminación de especies: quién llega y quién se va. El microbioma del pulmón se rige por unas reglas diferentes a la del microbioma intestinal y este estudio ayuda a aclarar cuáles son esas reglas”. Su conocimiento permitirá identificar con mayor facilidad enfermedades y vincularlas a determinadas bacterias.

Juan Scaliter