En 1953, el químico checo Erich Clar publicó un estudio en el que predecía que un hidrocarburo en forma de triángulo hecho a partir de seis moléculas circulares de benceno, tendría un número par de átomos y electrones, pero sería incapaz de emparejar sus electrones debido a la geometría de la molécula. Clar trató de sintetizar esta molécula, bautizada trianguleno, pero fracasó porque era tan reactiva que inmediatamente se unía a otros fragmentos de trianguleno.

Ahora, un grupo de expertos del laboratorio de IBM en Suiza, lo han logrado recurriendo a lo que podría denominarse cirugía atómica: un microscopio con una aguja que permite manipular átomos individuales en la forma deseada.Pero para hacerlo primero debieron construir una estructura que lidiara con la inestabilidad. Y utilizaron átomos de hidrógeno que luego fueron “borrados” con un haz de electrones, dejando solo la molécula de trianguleno.

Aunque no es la primera vez que se ha conseguido sintetizar moléculas inestables, el trianguleno es muy especial por varios motivos. En primera instancia tiene una gran similitud con el grafeno, ya que presenta un grosor de apenas un átomo. Esta compuesto por seis moléculas hexagonales de carbono unidas por sus bordes para formar un triángulo, pero esta disposición deja dos electrones no aparejados. Estos tienen giros alineados, algo que hace que el trianguleno sea magnético a nivel molecular y podría ser útil en ordenadores cuánticos y dispositivos electrónicos y hasta en espinotrónica, una nueva tecnología que puede modificar por completo el almacenamiento de datos.

Otro hecho sorprendente, descubierto por el equipo liderado por Niko Pavliček y Leo Gross, fue que el trianguleno se mantuvo estable (hasta cuatro días) al colocarlo en una superficie de cobre, algo que contradice las especulaciones sobre esta molécula. ¿Por qué ocurrió esto? Eso es algo que los expertos están investigando, pero tiene el potencial para abrir nuevas puertas y aportar conocimientos inesperados. Por ello se ha “abierto la puerta” para que el trianguleno sea estudiado por otros equipos, que podrían aportar nuevas buenas a la ciencia.
El estudio ha sido publicado en Nature.

Juan Scaliter