En Nunavik, una región que comprende el tercio norte de la provincia de Quebec, en Canadá, la población de inuit es genéticamente distinta a cualquier otro grupo humano conocido y algunas de sus variantes están correlacionadas con un aneurisma cerebral. Esta disposición a desarrollar rasgos genéticos únicos es un fenómeno corriente en poblaciones aisladas geográficamente como resultado de su adaptación exitosa a entornos específicos. Son adaptaciones, sin embargo, que les hacen vulnerables a ciertos problemas de salud cuando se cambia el entorno.

Los inuit de Canadá, por ejemplo, tienen una mayor prevalencia de trastornos cardiovasculares y mayor incidencia de aneurismas cerebrales que la población general. Para conocer el posible origen genético de estos trastornos, los investigadores del The Neuro (Montreal Neurological Institute and Hospital) de la Universidad McGill analizaron las características genéticas de 170 voluntarios inuit de Nunavik.

Nunavik : "lnuits under the ice" In Nunavik, Canada In December, 2000-

Eric CHRETIENGetty Images

Usando la secuenciación del exoma y la genotipificación de todo el genoma, los investigadores encontraron varios rasgos interesantes entre los inuit de Nunavik, cuyos parientes más cercanos son los Paleo-Esquimales, un pueblo que habitó el Ártico antes que ellos. Encontraron que tienen distintas líneas genéticas que involucran el metabolismo de los lípidos y la adhesión celular. Estas pueden ser adaptaciones para adaptarse a la dieta alta en grasa y al frío extremo del norte canadiense.

El trabajo, publicado en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), es el primer estudio genético que destaca la estructura genómica de este pueblo. Las poblaciones no europeas, particularmente aquellas aisladas en áreas remotas del mundo, están insuficientemente representadas, o no están presentes en absoluto, en los estudios de genética. Comprender la composición genética de los pueblos no europeos, especialmente las poblaciones aisladas con antecedentes genéticos únicos, como los inuit de Nunavik, mejorará nuestra capacidad para ofrecer terapias médicas adaptadas a ellos, según Guy Rouleau, autor principal de la investigación.

Marian Benito