Es gratis, no requiere un equipo especial, se puede hacer casi en cualquier sitio y a cualquier hora y sus beneficios son cada vez más conocidos e impactantes. Estamos hablando de leer. Es obvio que la lectura nos hace más inteligente al permitirnos adquirir más conocimientos, pero eso es solo rascar la superficie.

Un estudio realizado con niños de ocho a diez años descubrió que la lectura crea más materia blanca en el cerebro. El color por el que se distingue a la materia blanca de la gris, se debe en parte a la mielina, responsable de acelerar la comunicación entre las neuronas. La materia blanca está principalmente formada por ls axones de las neuronas, la autopista por la que viaje la información, por lo tanto, leer, mejora la comunicación en todo el sistema nervioso y también ayuda a procesar la información de manera más eficiente.

Uno de los estudios, publicado en Neuroimage, más interesantes realizados sobre el impacto de la lectura en el cerebro ha descubierto que el lenguaje afecta a las regiones del cerebro que involucran acciones sobre las que estamos leyendo. Por ejemplo, cuando leemos “canela” o «lavanda», inmediatamente se activan las regiones del cerebro responsables de procesar el olfato, pero cuando leemos “silla” o “ventana”, las mismas áreas se quedan mudas. ¿”Silla de piel”? Tu corteza sensorial acaba de activarse. En síntesis: leer entrena tus sentidos, al menos el del olfato. Y lo hace a un nivel que no imaginas, ya que ni siquiera precisa que la referencia sea literal. Así lo muestra otro estudio, publicado en Brain and Language en el que los voluntarios debían leer metáforas relacionadas con la textura, como “voz de teciopelo” o “manos de cuero” se activaba la región responsable de percibir la textura a través del tacto, algo que no ocurría cuando las frases eran más “directas”, como “voz agradable” o “manos fuertes”.

Más datos: si leer en el idioma propio tiene enormes beneficios, sumar otro los multiplica. Un análisis afirma que leer en otra lengua incrementa la capacidad de procesamiento de las regiones involucradas en la navegación espacial y el aprendizaje de nueva información.

Pero hay más. Una investigación de la Universidad de Stanford mostró una diferencia neurológica entre la lectura por placer y la lectura concentrada o de aprendizaje. Dependiendo de cuál de las dos estemos llevando a cabo, la sangre fluye a diferentes áreas neuronales.

Y no todo ocurre en el cerebro. Una reciente encuesta realizada en conjunto por Kindle (Amazon) y la firma Kelton Global, entre más de 27.000 personas de 13 países (entre los que se encuentra España), muestra lo significativa que puede llegar a ser la lectura en nuestras vidas. Por ejemplo: leer aumenta la felicidad. Según los datos casi 3 de cada cuatro lectores asiduos declaraban ser felices, contra un 55% de los no lectores. Si lees, dos de cada tres personas te consideran más atractivo y un 41% afirmaron que 41% que hablar de libros fue una de las cosas que les hizo enamorarse de su pareja.

Por lo tanto, lee: cambia tu cerebro y el de los demás. Lo único malo es que puede producir adicción.

Juan Scaliter