Esta semana un grupo de científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, liderados por Amos Frumkin, publicaron un comunicado, en el que señalan el hallazgo y mapeo de la cueva de sal más larga del mundo, un título que anteriormente tenía la Cueva Namakdan en la isla Qeshm, Irán.

De acuerdo con las mediciones realizadas hasta la fecha, la cueva de sal de Malham, en el desierto del Negev, tiene unos 11 km de largo y se encuentra a 170 metros de profundidad en el suroeste del mar Muerto. La longitud casi duplica de la Irán, que llegaba a los 6,4 km.

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De acuerdo con el comunicado, hay dos factores que han protegido la cueva hasta la fecha: la roca que cubre su sal y el clima árido del desierto de Negev.

“La cueva de sal de Malham es una cueva de río: el agua de una corriente superficial fluyó subterráneamente y disolvió la sal, creando cuevas, un proceso que todavía está ocurriendo actualmente – explica Frumkin – . De esta manera, la cueva de sal de Malham está «viva» y continúa creciendo”.

Además de su longitud, la cueva de Malham contiene una impresionante variedad de estalactitas de sal y cristales de sal dentro de sus cámaras. Estos cuelgan del techo de la cueva y crecen más en longitud y grosor a medida que pasa el tiempo.

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Efraim Cohen, también responsable del hallazgo, señala que “el mapeo de la cueva de Malham tomó mucho trabajo. Trabajamos 10 horas bajo tierra, arrastrándonos a través de canales de sal helados, evitando por poco las estalactitas de sal y los cristales de sal que caen. Allí abajo se sentía como en otro planeta. Nuestro siguiente y último paso es mapear los lugares más estrechos y los más difíciles de alcanzar. Cuando terminemos, es probable que agreguemos unos cientos de metros a la impresionante longitud de Malham”:

Juan Scaliter