Los cardenales macho son rojos, las hembras, por su parte, tienen un color mucho más claro. Pero el extraño ejemplar de la imagen, reúne ambas.

Los ornitólogos llaman a este tipo de aves ginandromorfos bilaterales, es decir, la mitad del cuerpo del ave es masculino y la otra mitad es femenina. Los ginandromorfos se dan en muchas especies de aves, crustáceos y mariposas, pero, ¿cómo se desarrollan?

Se trata de un cóctel de cromosomas, que funcionan de manera ligeramente diferente a los cromosomas sexuales X e Y que llevan los mamíferos.

De acuerdo con Daniel Hooper, las aves hembras portan ambos cromosomas sexuales, que en las aves están etiquetados como W y Z, mientras que los machos llevan dos Zs. Se cree que la ginandromorfia se produce cuando los óvulos femeninas se desarrollan con dos núcleos, de modo que un núcleo contiene un solo cromosoma Z y el otro contiene un solo W. Cuando ese óvulo es fertilizado por espermatozoides que llevan dos cromosomas Z (masculino), el óvulo se desarrolla con los cromosomas ZZ y ZW (femeninos). El ave se desarrolla con la mitad de su cuerpo que contiene células ZZ masculinas, mientras que la otra mitad contiene células ZW femeninas.

Si esta mezcla cromosómica ocurre temprano en el desarrollo del animal, antes de que muchas de sus células comiencen a dividirse, puede resultar en el tipo de división bilateral perfecta, como la que se observa en este cardenal.

“Pero el cerebro de este ejemplar – explica Hooper en una entrevista – probablemente también será «mitad macho» y «mitad hembra». Como tal, es poco probable que el ave pueda cantar, una habilidad desarrollada únicamente por cardenales machos. Supongo que no hay una red neuronal completa para producir una canción o que el cóctel hormonal necesario para motivar al ave a cantar, no se produce”.

Juan Scaliter