Cerca de diez años atrás se detectaron, por primera vez, genes resistentes a los antibióticos (ARG, por sus siglas en inglés) en una zona urbana. El hallazgo se produjo en una zona urbana de la India.

Ahora, esos mismos genes se han identificado en uno de los últimos lugares no civilizados del planeta, a más de 10.000 kilómetros de la India. El hallazgo ha sido parte de una investigación liderada por David Graham y publicada en Environment International.

Las muestras de suelo tomadas en la región de Kongsfjorden de Svalbard (el Ártico noruego) han confirmado la propagación de blaNDM-1, un ARG que originalmente se encontraba en entornos clínicos de la India y que condicionalmente proporciona resistencia a múltiples fármacos en microorganismos (MDR).

La propagación mundial de blaNDM-1 y otros genes MDR es una preocupación creciente porque a menudo se dirigen a clases de antibióticos de «último recurso», incluidos los carbapenems (un tipo de antibiótico con amplio espectro de actividad bactericida).

El equipo de Graham, señala que el blaNDM-1 y otros ARG de importancia médica, se encontraron en suelos árticos donde habrían llegado a través de la materia fecal de aves y otros animales salvajes. Y también de humanos que visitaron la zona.

«Las regiones polares se encuentran entre los presuntos ecosistemas prístinos en la Tierra, y proporcionan una plataforma para caracterizar la resistencia en la era pre-antibiótica – explica Graham en un comunicado –. Menos de tres años después de la primera detección del gen blaNDM-1 en las aguas superficiales de la India, los encontramos a miles de kilómetros de distancia, en un área donde ha habido un impacto humano mínimo. La intrusión en áreas como el Ártico, refuerza la rapidez y el alcance de la propagación de la resistencia a los antibióticos, lo que confirma que las soluciones deben verse en términos globales y no solo locales».

Actualmente hay pocos antibióticos para combatir las bacterias resistentes a los carbapenems, una clase de antibióticos de último recurso, y la diseminación mundial de blaNDM-1 y ARG relacionados es una preocupación.

“Lo que los humanos han hecho a través del uso excesivo de antibióticos, a escala global, es acelerar el ritmo de la evolución, creando un nuevo mundo de cepas resistentes que nunca habían existido”, concluye Graham.

Juan Scaliter