Cuando el huracán María golpeó a Puerto Rico el año pasado, el peor desastre natural registrado en el territorio de los Estados Unidos, despojó a numerosos árboles de sus hojas y, en consecuencia, interrumpió su capacidad para absorber la luz necesaria para su crecimiento y supervivencia.

Expertos en ecología de la Universidad de Clemson aprovecharon esta trágica oportunidad para estudiar cómo los huracanes afectan los bosques tropicales secos en el Caribe y si los árboles son capaces de compensar el daño significativo al aumentar la adquisición de recursos en las hojas recién producidas.

Las conclusiones, presentadas en la conferencia anual de la British Ecological Society, señalan que, para contrarrestar el daño que los huracanes han causado a sus copas, los árboles ajustan las características clave de sus hojas.

Para el estudio, los investigadores, liderados por Skip Van Bloem, examinaron las hojas de las 13 especies de árboles más dominantes uno, ocho y doce meses después del huracán María y las compararon con las hojas que se recolectaron antes del huracán. El objetivo era analizar si los cambios inmediatos observados en las hojas fueron temporales o se mantuvieron durante varias temporadas.

Los árboles se basan en el intercambio de gas a través de sus hojas, al mismo tiempo que recogen CO2 de la atmósfera para convertirlo en energía mientras intentan minimizar la pérdida de agua. Para capturar las tasas máximas de intercambio de gas en las hojas, el equipo conectó un sensor en varios puntos de la cubierta forestal durante el día.

También observaron la forma y estructura de las hojas recién producidas, que desempeñan un papel importante en la extracción eficiente de gas de la atmósfera.

Los hallazgos sugieren que 11 de las 13 especies estudiadas, consumían CO2 a tasas mucho más altas inmediatamente después del huracán. Muchos también habían cambiado las características clave de sus hojas, incluido el aumento del área foliar en relación con la inversión de biomasa foliar. En otras palabras, los árboles pudieron capturar la misma cantidad de luz mientras gastaban menos en la producción de hojas.

En general, los bosques tropicales secos del Caribe parecen ser capaces de tolerar grandes huracanes, aunque los ecólogos destacaron que puede haber «ganadores» y «perdedores» en términos de cómo responden las especies.

Juan Scaliter