Un nuevo estudio científico de pronósticos y diferentes escenarios vinculados a la esperanza de vida y las principales causas de muerte en 2040, señala que es probable que todos los países experimenten al menos un ligero aumento en la esperanza de vida. Sin embargo, hay otra posibilidad: casi la mitad de todas las naciones podrían enfrentar a una reducción en sus expectativas de vida.

Por ejemplo, China, con una esperanza de vida promedio de 76,3 años en 2016, se ubicó en el puesto 68 entre 195 naciones aquel año. Sin embargo, si continúan las tendencias de salud actuales, podría alcanzar el puesto 39 en 2040 con una esperanza de vida promedio de 81,9 años. En el otro platillo de la balanza se encuentra Estados Unidos. En 2016 se ubicó en el lugar 43, con un promedio de esperanza de vida de 78,7 años. En 22 años la esperanza de vida en este país aumentará solo 1,1 años a 79,8, lo que hará que desciendan el puesto 64.

Mientras tanto, España, con una esperanza de vida promedio de 82,9 años en 2016, se ubicó en el 4° lugar entre 195 países. Si las tendencias actuales se mantienen, nuestro país podría subir hasta ubicarse en el primer lugar en 2040 con una esperanza de vida promedio de 85,8 años. Y este no es el mejor escenario. El pronóstico más optimista habla de un aumento de 4,5 años, mientras que el “peor escenario” lo reduce a 0,8 años.

El estudio, publicado en The Lancet, proyecta un aumento significativo en las muertes por enfermedades no transmisibles como diabetes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad renal crónica y cáncer de pulmón, así como el empeoramiento de los resultados sanitarios vinculados a la obesidad.

En 2016, las 10 principales causas de muerte prematura en España fueron la cardiopatía isquémica, la enfermedad de Alzheimer, el cáncer de pulmón, el accidente cerebrovascular, la EPOC, el cáncer de colon y recto, el cáncer de mama, el suicidio, otras enfermedades cardiovasculares y las infecciones respiratorias bajas. En 2040, sin embargo, se espera que las causas principales sean la enfermedad de Alzheimer, la cardiopatía isquémica, el cáncer de pulmón, la EPOC, el cáncer de colon y recto, el accidente cerebrovascular, la enfermedad renal crónica, otras enfermedades cardiovasculares, el cáncer de páncreas y la diabetes.

Sin embargo, señalan los autores, hay “un gran potencial para alterar la trayectoria descendente de la salud” al abordar los factores de riesgo clave, los niveles de educación y el ingreso per cápita.

«El futuro de la salud del mundo no está preestablecido, y hay una amplia gama de trayectorias plausibles – explica el líder del estudio, Kyle Foreman – .Pero si vemos un progreso significativo o un estancamiento, depende de cómo los sistemas de salud abordan bien o mal los factores clave de la salud”.

De acuerdo con Foreman, los cinco principales impulsores de la salud que explican la mayor parte de la trayectoria futura de la mortalidad prematura son la presión arterial alta, el índice de masa corporal alto, nivel elevado de azúcar en sangre, el consumo de tabaco y el consumo de alcohol. La contaminación del aire ocupa el sexto lugar.

Juan Scaliter