Poco más de una década atrás, el Concorde era capaz de recorrer la distancia que separa Estados Unidos de Inglaterra en tres horas y media, un 50% más rápido que la mayoría de los vuelos comerciales. Ahora el fabricante Airbus pretende reducir ese tiempo a una hora con una nueva patente de una nave supersónica.
La patente, aprobada 4 años después de ser presentada, habla de un avión con turbojets y un motor de cohete. La nave duplicaría la velocidad del Concorde, que superaba los 2.000 km/h antes de ser retirado en 2003. Con estas prestaciones, un vuelo Madrid-Pekin tomaría menos de 4 horas.
Aunque muy esperada por la industria, una que en casi 50 años no ha producido muchas innovaciones, salvo algunas estéticas o de diseño, ni ha recortado los tiempos de vuelo, también precisará adaptar los controles en los aeropuertos: tardar más en la aduana que en un vuelo transatlántico tiene guasa.

Juan Scaliter