Euforia

Julien Pillet es un deportista conocido tanto por su domino del arte de la esgrima como por sus espontáneas manifestaciones de euforia.

Estirar la(s) pata(s).

Si levantar los brazos es señal de rendición, alzar las piernas podría ser símbolo de derrota. Porque estas piernas son de la inglesa Kelly Sotherton, favorita para ganar la medalla en heptatlón, pero que se quedó en un decepcionante quinto puesto.

Equilibrio total.

Las manos de Long Qingquan soltaron el hierro y, por un fugaz instante, los hombros de este Hércules chino sostuvieron los 164 kg antes de que la barra cayera a la lona.

Cocoon.

Como si hubiera visto la famosa película antes de competir, da la impresión de que Melissa Wu (del equipo australiano de salto sincronizado) quería volver al vientre materno antes de ser tragada por el agua. En la superficie la esperaba la medalla de plata.

¿Pero cuál es mi pierna?

No es fácil distinguir a quién pertenece cada extremidad en esta foto del combate entre el luchador de Kazajstán Darkhan Bayakmethov y el chino Li Yanyan (de rojo). La victoria fue para el segundo, aunque ninguno entró en el medallero.

En boca cerrada…

No entran pelotas. Casi parecía que nuestro compatriota Alfredo Carneros se iba a comer la bola, dado al ímpetu con que inició este servicio. Alfredo ha sido el primer jugador español de tenis de mesa que participa en unas Olimpiadas.

Los ángeles existen.

No tienen alas, pero saltan con pértiga. La imagen de la perfecta figura de la rusa Yelena Isinbayeva sostenida en el aire tiene algo de celestial. Como su palmarés: medalla de oro y récord del mundo.

Besar la barra.

A más de uno le habría gustado ser por un instante ese objeto inanimado, pa­ra sentir el roce de los labios de Alicia Sacramonte, una de las at­letas más sexies de EEUU. Aunque esta Venus equilibrista se tuvo que conformar con llevarse a casa la plata en gimnasia por equipos.

La mujer anfibia.

El agua y el cuerpo humano se funden en un todo cuando la húngara Nikolett Szepesi cruza la piscina con la potencia que la caracteriza. Aquí la vemos durante las pruebas de clasificación en la categoría de 50 metros espalda en los pasados Juegos Olímpicos.

David y Goliat.

J. H. Gutiérrez nos envió por email esta imagen, publicada en una web de sumo. Me da escalofríos pensar lo que pudo hacer semejante mole con el pigmeo que le hacía frente.

Huele mis pinreles, maldito.

El ucraniano Oleg Kryoka se ganó una amonestación del árbitro después de golpear con el pie la cara de su rival, el turco Mehmet Ozal.
Finalmente, ganó a los puntos el luchador otomano, quien se llevó un bronce en grecorromana.