Mientras tratan de salvar al país heleno de la grave crisis económica que atraviesa, queremos hacer nuestra pequeña aportación al rescate griego. Ya que no disponemos de fondos para engrosar sus arcas, nos hemos limitado a seleccionar quince aportaciones culturales (arquitectónicas, teatrales, gastronómicas…) que deberían perdurar pese a cualquier catástrofe.

Hemos tomado como guía de nuestra selección el criterio de grandes intelectuales y pensadores. Y, por supuesto, que nos perdonen por reducir a solo 15 ejemplos la inmensa aportación griega a la cultura universal. No están todos los que son, pero sí son todos los que están.

Un monumento: El Partenón

Es el símbolo de Atenas y sin duda el templo griego más famoso. Fue construído en el siglo V a. C por el arquitecto Fidias y por orden del estatista Pericles. El prestigioso arquitecto estadounidense Philip Johnson lo calificó como una de las más bellas construcciones helenas, afirmando: «Que las futuras generaciones puedan mirar las formas que les legamos y sientan la misma emoción que yo al mirar el Partenón». Paradojicamente, sus mármoles y frisos de fueron robados por un noble británico, Lord Elguin, para decorar su mansión de la campiña inglesa, y actualmente se encuentran en el Museo Británico de Londres. El poeta Lord Byron llegó a escribir un irónico poema, La maldición de Minerva, clamando contra tal expolio, y en el que decía: «Hija de Zeus… Herida en nombre de Gran Bretaña/ Pero los verdaderos ingleses niegan el hecho/ Inglaterra, no los posee, gritan/ Atenea, el ladrón nació en Escocia».

Un pintor: Yiannis Móralis

Dejemos la Grecia clásica por el momento y viajemos a tiempos más actuales. Existe una cierta unanimidad al considerar a Yiannis Móralis (1923-2009) el pintor heleno más importante del último siglo. El artista, autor de lienzos como Mujeres sin embarazar (ver la ilustración), ha atravesado por diversas etapas artísticas en las que ha reflejado las influencias de figuras como Frida Kahlo o el mismísimo Picasso.

Un político: Pericles

Frente a los irresponsables que han llevado al país heleno a la situación actual, seguro que los habitantes de Grecia añorarán la aparición de un Pericles (492 a. C-429 a. C) actual. Estratega, político y orador, fue definido por Tucídices como «el primer ciudadano de Atenas». La mayor parte de los monumentos de la Acrópolis que se conservan actualmente fueron construídos por orden suya, y durante su mandato la economía y el bienestar de sus ciudadanos conoció unas cotas insospechadas en periodos anteriores. Por ese motivo, el suyo fue conocido para la posteridad como «el siglo de Pericles», en homenaje a la prosperidad que trajo. En su célebre oración fúnebre (su último discurso, momento que es recreado en la ilustración) y que fue recogido por Tucídices, proclamó: «Nuestra política se llama democracia porque no solo unos pocos sino unos muchos pueden gobernar. El avance en la sociedad depende del mérito y de la capacidad del individuo sin que interfieran ni las condiciones de clase ni la pobreza, porque si un hombre puede servir al estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición».

Una tragedia. Las Troyanas

Fedra, Edipo Rey, La Orestiada… Sofocles, Esquilo… Siendo Grecia la cuna del teatro trágico resulta una tarea casi dolorosa escoger una, solo una, obra. Una elección así siempre resultará arbitraria e injusta, pero el autor de esta galería ha querido fiarse del criterio del intelectual Indro Montanelli quien, en su Historia de los griegos, afirma que Las Troyanas de Eurípides es su pieza preferida del teatro clásico griego. ¿Las causas? Aparte de sus méritos artísticos, el hecho (según el autor) de ser una obra de rabiosa modernidad por su espíritu pacifista. Las Troyanas cuenta la historia del juicio al que son sometidas las mujeres de esta ciudad, entre ellas la bella Helena (en la foto encarnada por la no menos bella Cristina Higueras en un montaje de 1993) por los griegos. Estrenada en un momento en el que Atenas estaba en guerra con Siracusa, la obra, que mostraba una gran simpatía y piedad por el enemigo, motivó que el autor fuera acusado de traición por su propia esposa. Eurípides fue condenado al destierro en Macedonia y allí, según relata Montanelli, «acabó por su arte despedazado por los perros, convertidos en vengadores de los dioses». Y para realzar el caracter pacifista de la obra, el erudito italiano ofrece un dato más: Los habitantes de Siracusa le perdonaron la vida a todos los prisioneros atenienses que sabían recitar de memoria algunos versos de la pieza de Eurípides.

Un club deportivo: El Panathinaikos

Dado que los griegos inventaron los Juegos Olímpicos era indispensable hablar de deporte en esta galería. Y sin duda, el deporte griego está unido en la mente de todos a una disciplina, el baloncesto, y a un nombre, el Panathinaikos. Este club nació en 1909 curiosamente como equipo de fútbol, pero en 1933 formó también la división de baloncesto con la que ha alcanzado la fama mundial. Además de ser el equipo más laureado de la liga helena, han ganado cinco Euroligas y una Copa Intercontinental.

Un souvenir: El Komboloi

Es un collar de cuentas típico usado como pasatiempo para relajarse. El komboloi recuerda a otros objetos usados para rezar o para la meditación, pero este no tiene significado religioso, como tampoco el que usan los armenios. Podría derivar del komboskoini ortodoxo o del Misbaha islámico. Hasta hace poco el komboloi era un objeto de hombres y raras veces era visto en manos de las mujeres. La actriz y política griega Melina Mercouri era una excepción, ya que a menudo lo manejaba en público durante su lucha por el reconocimiento de la soberanía cultural griega.

Un monstruo: La Gorgona

La mitología griega está repleta de seres monstruosos (el cracken, las lamias…) así que resulta difícil escoger uno. Pero si nos hemos decantado por la Gorgona (también conocida como La Medusa) ha sido fiándonos del criterio del antropólogo estadounidense Joseph Campbell, uno de los mayores estudiosos de los mitos helenos y orientales. En su libro Las máscaras de Dios afirma que, La Gorgona es uno de los monstruos griegos más complejos ya que aúna «la dualidad del bien y el mal porque, al igual que la diosa hindú Kali, con la mano derecha te concede sus favores, mientras que con la izquierda causa tu perdición». Llegados a este punto conviene recordar que Medusa fue una desdichada doncella convertida en horrorosa criatura por la diosa Atenea que, celosa de su hermosa melena, transformó sus cabellos en serpientes.

Una película: Cuerno de cabra

Aquí no hemos seguido el criterio de ningún experto. Ha sido el propio autor de esta galería quien se ha tomado la libertad de elegir este filme dirigido por Metodi Andonov en 1972. ¿Y por qué razón? Pues porque fue la primera película griega que triunfó internacionalmente y porque vuelta a ver hace unos años aún conserva intacta casi toda su fuerza. Cuenta la historia de una labriega violada y asesinada por unos jenízaros (soldados turcos). Para vengarla, su hija, se hace pasar por prostituta y recorre las guarniciones buscando a los culpables y ajusticiándoles con un cuchillo fabricado con el cuerno de una cabra.

Un animal: El Caballo de Troya

El animal más famoso de la historia griega, o al menos de su mitología, era inanimado: este gigantesco caballo de madera en cuyo interior se habrían escondido los soldados griegos para penetrar en los muros de Troya. Homero lo menciona en el canto octavo de la Ilíada y Virgilio también hace referencia a él en La Eneida. Pero los historiadores dudan de la veracidad de esta leyenda y manejan otras hipótesis. Algunos dicen que puede ser un símbolo de una carga de caballería que acabó por abrir una brecha en el muro de la ciudad, o que la estratagema de los griegos pudo consistir en esconderse detrás de un monte cercano llamado Hipia y cuyo nombre significa caballo. Yo, personalmente, prefiero seguir quedándome con la versión de Homero. Es más… sugerente.

Una receta de cocina: el Tzatziki

Según el británico Jamie Oliver, probablemente el cocinero mediático más influyente de la actualidad, esta es su receta preferida de la cocina griega. Realmente no es más que una salsa preparada a base de yogur, pepino, ajo y cebolla, y que se sirve fría. Existen salsas muy similares (con ligeras variaciones en sus ingredientes) en todo el Mediterráneo, en Oriente Medio e incluso en la India. Por eso, algunos hisotriadores de la gastronomía piensan que las invasiones de Alejandro Magno pudieron llevar el Tzatziki más allá de las fronteras helenas.

Un libro: La Odisea

Según afirma Robert Graves en su obra Los mitos griegos, la obra de Homero es «el relato total», ya que contiene aventura, romance, horror y hasta gotas de humor. Italo Calvino va un paso más allá y en ¿Por qué leer a los clásicos? afirma que La Odisea es el germen de todas las historias épicas posteriores. No debe estar muy desencaminado porque, por ejemplo, John Ford adoraba a Homero y el crítico Andrew Sarris realizó un pormenorizado estudio analizando los paralelismos entre su película Centauros del desierto y las peripecias de Ulises. Por cierto, la imagen es un mosaico de la isla de Malta que recrea el episodio de las sirenas.

Una escultura: La Venus de Milo

El francés Auguste Rodin, que de escultura sabía lo suyo, calificaba a esta pieza como la más delicasda y perfecta del arte heleno. Ese ha sido el motivo de decantarnos por ella y dejar de lado tantas magistrales esculturas de artistas como Mirón o Praxiteles. Esta pieza anónima fue descubierta enterrada en el campo por un campesino y vendida al embajador francés. Al parecer fue hallada ya sin brazos, aunque algunas versiones extraoficiales cuentan que la estatua fue sacada por la fuerza de la isla por los franceses y que en ese proceso perdió los brazos. Como dato curioso, en La Regenta de Clarín hay un personaje llamado Frígilis que se las da de cultivado pero que comete meteduras de pata como llamar a esta escultura La Venus del Nilo.

Una actriz: Melina Mercouri

Nacida en Atenas en 1922 y fallecida en Nueva York en 1994, es sin duda la actriz griega más internacional de todos los tiempos. Casada con el cineasta estadounidense exiliado Jules Dassin, formó con él una inolvidable pareja artística en películas tan recordadas como Nunca en domingo, Promesa al amanecer, Fedra y, sobre todo, Topkapi. Fue también una incansable activista política contra la Dictadura de los Coroneles y tras la restauración de la democracia en su país se convirtió en ministra de cultura.

Una cantante: María Callas

El apartado musical estaba cantado, y ustedes me perdonarán la gracia. Aunque en un primer momento tuve la tentación de inclinarme por Demis Russos, sus túnicas y su trikitrikitrkitrki… al final cundió el buen juicio. ¿Y qué decir de la Callas a estas alturas? Anna María Kaikilia Sofía Kalogeropoúlou (que ese era su auténtico nombre) nació en 1923 y falleció en 1977. Apodada la Divina, está considerada la cantante de ópera más grande de los tiempos recientes (con permiso de su gran rival Renata Tebaldi), y en su versátil repertorio figuraban obras de Verdi, Puccini y Wagner. Incluso  probó suerte en el cine trabajando a las órdenes de Pier Paolo Pasolini en el filme Medea.

Una bebida: el raki

Curiosamente es de origen turco, pero como nuestros lectores ya sabrán, estos se tiraron en Grecia unos cuantos siglos, lo que ha hecho que al final se convierta en una de las tres bebidas más populares del país heleno. Se trata de un licor fabricado con higos fermentados y llamado popularmente «leche de león». Y si lo hemos incluído aquí se debe a que era con este brevaje con el que se emborrachaba el protagonista de Zorba el griego.