Londres es actualmente una de las grandes capitales culturales y económicas del mundo. Pero, en la Edad Media, la ciudad destacó por encima de otras grandes urbes de la época, por un motivo muy diferente: por la extrema violencia que había en sus calles. Al menos, así se deduce de un estudio realizado por la Universidad de Oxford.

Los investigadores han analizado numerosos cráneos de aquella época y, en el 25% de los casos, han descubierto en ellos restos de heridas graves e incluso mortales. Se trata de un porcentaje bastante superior al que muestran los restos procedentes de los camposantos de otras ciudades europeas, en las que la media de calaveras con heridas ronda el 20%.

Casi todos esos restos con signos de violencia proceden de cementerios populares, en los que se enterraban a las personas de clase baja. Además, el estudio de algunos documentos que se conservan con registros de fechas de entierros, revela que el lunes era el día de la semana en el que los sepultureros tenían más trabajo. Lo que hace pensar que la costumbre de ir a las tabernas el domingo por la noche era una continua fuente de conflictos que en muchas ocasiones acababan de la peor manera posible.

Los historiadores revelan que el Londres medieval era una ciudad dominada por primitivas bandas. Pero, a diferencia de las actuales, aquellas estaban formadas por los aprendices de distintos gremios que rivalizaban entre sí por controlar alguna zona de la ciudad. Las crónicas de la época recogen violentos enfrentamientos entre los aprendices de carpintero y los de orfebrería, aunque se dice que los más violentos eran los de los despachos de abogados.

Pero, ¿por qué eran tan violentos estos jóvenes aprendices? Según los historiadores, las mejoras higiénicas tras la gran peste del 1.300, hizo que el número de muertes por enfermedades infecciosas disminuyese. Por ese motivo, los jóvenes veían que los mayores se eternizaban en sus puestos de trabajo, y ellos no tenían posibilidad de sustituirse. Esa fue la causa de que muchos de esos aprendices formaban auténticas bandas de delincuentes que extorsionaban a los comerciantes y asaltaban y raptaban a los visitantes extranjeros.

Vicente Fernández López