En la década de 1960, un equipo de arqueólogos descubrió un curioso montículo en el valle Nepeña de Perú. Se trataba de una formación geológica de unos quince metros de altura que, de lejos, se asemejaba al cono de un pequeño volcán. Pero, los estudios posteriores demostraron que se trataba de una construcción artificial realizada por seres humanos. ¿Con que fin? La respuesta a esa pregunta sigue siendo un misterio que intriga a los científicos.

Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Missouri arroja un poco más de luz sobre esta enigmática pirámide con forma de volcán. Y, lo primero que han descubierto los autores del estudio, es su antigüedad, que fechan en algún momento entre l 900 y el 200 adC.

Durante bastante tiempo se pensó que la peculiar forma de la pirámide había sido fruto de la acción de saqueadores, que acabaron erosionando su estructura original. Pero el nuevo estudio sugiere otra hipótesis. Que en realidad se tratase de un observatorio de eventos astronómicos.

Las excavaciones han revelado que la últimos indicios de actividad humana en la pirámide datan de alrededor del año 1563. Y los investigadores han podido comprobar que en años precedentes se produjeron varios eclipses. Dado que los Yungas, el pueblo que habitaba aquella zona, realizaba rituales religioso relacionados con estos eventos astronómicos, esta hipótesis cobra cada vez más fuerza.

El siguiente paso de la investigación será tratar de descubrir si existen túneles debajo de las pirámides o cámaras en su interior. Los científicos consideran que este volcán artificial aún puede deparar muchas sorpresas.

Fuente: LiveScience.

Vicente Fernández López