En la batalla contra el virus zika nos ha surgido un inesperado aliado. Se trata de un pez, el sambo, que anida en las aguas de los ríos centroamericanos. Lo que lo convierte en una pieza tan especial en esta historia es que se come las larvas que el mosquito Aedes aegypti (responsable de transmitir el virus) deposita en el agua. Por ese motivo, en El Salvador han decidido repartir crías de estos peces por todas las localidades del país para verterlas en estanques, albercas y depósitos, con el fin de erradicar la amenaza.

«Cuando se tiene un deposito con agua, ya sea barril o pila, y está abierto, está expuesto a que la zancuda llegue y deposite sus huevos ahí. Nosotros depositamos el pez y en el mismo momento lo que hace es empezar a comerse las larvas», explica María Ángela Sosa, promotora de salud del gobierno de El salvador.

El proyecto se ha probado en una localidad pequeña y ha demostrado ser un éxito. En dicho lugar se había detectado un brote de dengue (otra enfermedad que también transmite el mismo mosquito), y desde que comenzaron a usarse los peces ya no ha vuelto a producirse ningún otro caso.

Redacción QUO