Ahora mismo todos los cocodrilos en libertad del planeta viven en zonas tropicales. Pero allá por el Mesozoico sus ancestros estaban por todas partes. Sin embargo, no existían muchas pruebas de cómo de aquellos evolucionaron estos. Por eso había que recurrir a la historia genealógica de parientes cercanos y sacar conclusiones por comparación.

Sin embargo, varios cráneos y huesos fósiles del yacimiento de Lo Hueco, en Fuentes (Cuenca) pueden ayudarnos a rellenar esa página en blanco. Según un artículo publicado en la revista PLOS One pertenecen a dos grupos distintos. Los investigadores, del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED y de la Universidad de Iowa, describen en él una de ellas, hasta ahora desconocida para la ciencia: Lohuecosuchus megadontos o “el cocodrilo de Lo Hueco de grandes dientes”. La anchura del cráneo tampoco desmerecía a la dentadura. Los demás restos aún siguen en proceso de estudio para ser clasificados.

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Además de la especie, que vivió en el Cretácico, Iván Narváez, el primer autor, y sus colegas describen el grupo al que pertenece, Allodaposuchidae. En él engloban también al género Allodaposuchus, en el que se habían incluido varios fósiles encontrados en Rumanía. También se habían relacionado con este último otros restos de España y Francia, pero el artículo destaca sus diferencias con los rumanos y propone para los franceses otra nueva especie, Lohuecosuchus mechinorum.

Es decir, toda una reescritura de la genealogía de los cocodrilos.

Pilar Gil Villar