Alcanzar 1.670 kilómetros por hora en 40 segundos. Se trata de batir el récord de velocidad, que ahora está en 1.227 km/h, y ser el primer coche que rebase la barrera del sonido.
Esta es la proeza que pretende conseguir en 2011 el Bloodhound SCC, un bólido equipado con los motores de dos cazas. Uno de los aspectos en los que más se ha trabajado es en el diseño de las ruedas, que tendrán que girar a 10.500 rpm (cinco veces más que las de un Fórmula 1). ¿Dónde? Previsiblemente, en un desierto, aunque esto obligue a los ingenieros a buscar una solución al spray drag, es decir, la resistencia extra que provoca la arena al paso de un vehículo a altas velocidades, y que fue un problema en el récord previo.

Redacción QUO