Aunque la mayoría de nosotros pensamos en una experiencia tipo Miedo y asco en Las Vegas, o quizá en este tío extraño que habla consigo mismo en la esquina de la calle, las drogas y los desórdenes psíquicos no son las únicas causas de las alucinaciones. El estrés, la fiebre, la enfermedad y la falta de sueño también pueden dar pie a alucinaciones.

La alucinación, que también se llama ilusión sensorial, ocurre cuando una persona ve, oye, huele o siente el gusto de algo que no está ahí. La causa más común son las reacciones químicas anormales provocadas por una droga o por neuronas disfuncionales que activan ciertas partes del cerebro y perturban su función normal.

La naturaleza exacta de las alucinaciones aún no se comprende muy bien, pero he aquí lo que sabemos: con las alucinaciones visuales, elementos químicos extraños (drogas o neurotransmisores visuales) se introducen en las sinapsis entre el nervio óptico y el lóbulo occipital, la parte del cerebro que procesa la información visual. El mismo proceso tiene lugar con las alucinaciones relacionadas con el oído, olfato, gusto (en los lóbulos temporales) y el tacto (en el lóbulo parietal).

Si quieres experimentar (legalmente, está claro) alguna alucinación, intenta dejar de dormir. Según Michael Golder, profesor de psiquiatría en la Universidad George Washington, «una persona que no ha dormido durante 72 horas es tan susceptible de alucinar como alguien que haya tomado LSD«.

Redacción QUO