Desde 2021, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), responsable del informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) incluirá una nueva “asignatura”, junto a matemáticas, ciencia y lectura para medir el rendimiento académico de los alumnos a nivel global. No se trata de química, física, arte o deporte: se comenzará a evaluar la creatividad.

De acuerdo con Andreas Schleicher, director de educación y asesor especial sobre política educativa del Secretario General de la OCDE, «el pensamiento creativo es una competencia necesaria para que los jóvenes de hoy se desarrollen, ya que las sociedades dependen cada vez más de la innovación para abordar los desafíos emergentes del futuro”. Así, la pregunta está servida: ¿cuándo recibiremos clases de educación? Y, más importante aún, ¿se puede enseñar?

Estas son precisamente las respuestas que se están buscando estos días en el primer Encuentro Internacional sobre Artes, Emociones y Creatividad. Organizado por la Fundación Botín y el Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale.

Zorana Ivcevic, directora del Laboratorio de Creatividad y Emociones, es una de las mayores expertas en creatividad y también parte activa en la organización del encuentro. Ivcevic sostiene que no solo se puede enseñar, sino que, en un estudio publicado en Psychology of Aeshetics Creaivity and the Arts, afirma que también es posible predecirla. El estudio analizó los vínculos entre la apertura a la experiencia (la disposición de la personalidad para la creatividad), la capacidad de regulación emocional y la creatividad. Según los autores el vínculo entre la capacidad de regulación de las emociones y la apertura estaría controlado por la pasión y es que las emociones juegan un papel crucial en la creatividad al convertirse en una herramienta para enfrentarse a los obstáculos en el camino al éxito. Para el equipo de Ivcevic la creatividad está llena de frustración,callejones sin salida o fracasos e irritación ante comentarios negativos.

La clave para predecir el grado de creatividad de las personas está relacionado con la apertura a la experiencia: la disposición de buscar nuevas experiencias y experimentar una amplia gama de emociones, tanto positivas como negativas. De hecho, en promedio, los artistas y los científicos tienen una mayor apertura que los no artistas y los no científicos.

El presente estudio analizó a más de 220 estudiantes y demostró que la relación entre la capacidad de regulación de las emociones y la creatividad están directamente relacionadas con la pasión por los intereses y la persistencia frente a los obstáculos. Así, la capacidad para gestionar adecuadamente las emociones podría ayudar a las personas a mantener el compromiso con la actividad creativa.

Juan Scaliter