Puede una hierba enderezar el sexo de modo tan vigoroso como la Viagra? Si lo hace, quizá haya gato encerrado. Científicos de la Universidad de Arcadia, en Glenside (Pensilvania), han comprobado que buena parte de los remedios naturales más usados contra la disfunción eréctil contienen sildenafilo, el principio activo de Viagra, u otras sustancias sintéticas con efectos similares. El hallazgo es alarmante.

“El sildenafilo es una molécula sintética. Hasta donde yo sé, no está en ninguna fuente natural, como pueda ser un remedio herbal. Si se ha encontrado en algún producto que se comercializa para la disfunción eréctil, en mi opinión, además de un fraude es algo muy peligroso para la salud, pues el consumo de esta sustancia no está exento de efectos adversos”, responde Juan Carlos Espín de Gea, profesor de investigación del CSIC. No olvidemos que el sildenafilo, el medicamento rey contra la disfunción eréctil, puede causar daños colaterales: cefalea, mareo, neuropatías, amnesia transitoria, taquicardia, hipotensión e insuficiencia cardíaca, entre otros.

Ya en el Renacimiento, por un puñado de hebras de azafrán los hombres llegaban a pagar su propio peso en oro, buscando el vigor perdido. Pero el pretexto de la naturaleza es también falaz y poco convincente. Si fuese suficiente, las crónicas chinas habrían echado por tierra el negocio de la Viagra con episodios como el de un emperador de la dinastía Tang que tomaba a diario sopa de nidos de golondrina; al parecer, infalible para abastecer sexualmente a su harén de más de dos mil mujeres. En caso de gatillazo, al cocinero se le decapitaba de inmediato.

El 93% de los hombres impotentes fueron o son fumadores empedernidos

Moctezuma, con un harén algo más modesto, tomaba más de cincuenta jarras de chocolate cada día y nunca le faltaba una dosis antes de visitar a una de sus concubinas. En el dietario histórico y erótico abundan, además de hierbas y plantas, los testículos de numerosos animales, tortugas, huevos…

Y también han provocado numerosos estragos. La cantárida, por ejemplo, un insecto que contiene una sustancia vasodilatadora, lograba unas erecciones de envidia, pero que eran terriblemente dolorosas a causa de la irritación que sufrían los genitales por su culpa. Una sobredosis pudo ser el motivo de la hemorragia cerebral de Fernando el Católico cuando intentaba cumplir con su segunda esposa, Germana de Foix, bastante más joven que él.

Y afortunadamente, de aquellos polvos vinieron estos lodos, porque la ciencia ha ido desmontando semejantes memeces y quedándose con la auténtica evidencia. Dice una leyenda china que si una cabra come la llamada hierba de la cabra en celo (Epimedium grandiflorum), tendrá 100 orgasmos ese día. El doctor Jim Duke, de la Universidad de Carolina del Norte, quiso comprobarlo con 25 hombres y encontró que, efectivamente, el extracto de esta planta china mejoró la satisfacción y el desempeño sexual hasta en un 60%.

Cuantos más años… más cuesta

En el caso del azafrán y del ginseng, investigadores de la Universidad de Guelph, en Canadá, revisaron varios estudios sobre diferentes plantas y confirmaron que estas dos mejoran sin duda el desempeño sexual del hombre. De hecho, son buenas alternativas al sildenafilo y otros fármacos, como el tadalafilo, que se emplean para tratar la disfunción eréctil. A pesar de ello, la ciencia exige mayor evidencia.

¿Por qué se recurre a las plantas teniendo a mano fármacos como la Viagra? Según el urólogo Juan Carlos Ruiz de la Roja, director del Instituto Urológico Madrileño y autor de Potencia tu vida sexual, consejos de un médico: “En estos productos hay algún componente con un efecto similar al del sildenafilo, que es la liberación de óxido nítrico a nivel vascular lo que le aporta un efecto vasodilatador; en concreto, en los vasos sanguíneos del pene, lo que aumenta la cantidad de sangre que llega al miembro viril”.

Héctor E. Solórzano, presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas de México, también se pronuncia a su favor: “El uso de recursos naturales para el tratamiento de cualquier enfermedad va en aumento. En el reino vegetal, contamos con algunas plantas que pueden ayudar a este tipo de pacientes. La razón es que estas plantas casi siempre tienen la capacidad de mejorar la transmisión de la señal nerviosa, la irrigación sanguínea al tejido eréctil y la actividad del sistema glandular masculino”. También es cierto que hay clientela de sobra por surtir, tanto con fármacos como con hierbas.

Al 12% de los varones le ocurre con frecuencia que no logra la erección. Entre los 45 y 70 años, el porcentaje sube hasta el 51%

Y aunque no es una cuestión de edad –“muchos hombres son capaces de retener su virilidad sexual hasta bien entrados los 80 años”, advierte Solórzano–, sería absurdo negar que, como dice el refrán: “Cuantos más años a cuestas, más te cuesta y menos te acuestas”. Casi la mitad de los hombres mayores de 40 años sufre disfunción eréctil en algún grado. O sea, más de 150 millones. En el 80% de los casos, la causa es una escasa circulación sanguínea en el pene. “Es muy importante no confundir este problema con otros, como eyaculación precoz, pérdida de la libido, etc.”, insiste Héctor E. Solórzano.

Hierbas con fundamento

¿Cuáles son las opciones naturales más razonables? Aparte de los diez productos que mencionamos en el recuadro, y que son los que se llevan mayores elogios, existen otros.

La centella asiática ha demostrado su eficacia en el caso de disfunción provocada por la llamada enfermedad de Peyronie, que afecta al pene. En este caso, mejora también con algunas enzimas, como la bromelina.

Solórzano menciona, además, la mara puama (Ptychopetalum olacoides). Esta planta se conoce como “leña de la potencia”. Es un arbusto nativo de Brasil y ha sido usado desde hace mucho como un afrodisíaco poderoso. Algunos estudios han podido respaldar su valor terapéutico en el tratamiento de la disfunción eréctil. Uno de ellos fue realizado por el Dr. Jacques Waynberg, del Instituto de Sexología de París: “Por lo que se considera una planta medicinal segura y efectiva en mejorar la libido y la función sexual en algunos pacientes”.

En general este tipo de productos es de libre dispensación en la farmacia, lo que significa que no suelen tener efectos secundarios, pero conviene que sea un urólogo el que diga cuándo y cómo es aconsejable consumirlos. “Al ser productos naturales, los efectos secundarios son prácticamente inexistentes, siempre que conozcamos su composición y que no se incluyan productos de síntesis, como son los derivados de sildenafil. También es cierto que su eficacia es menor que los elaborados de síntesis”, indica Ruiz de la Roja. Su uso ha de ser regular: su beneficio se da cuando se utilizan durante un tiempo, a diferencia de productos como Viagra, que surten efecto de forma puntual.

Son complementos, no alternativas

¿Pero son una alternativa realmente válida? “Sí en casos de disfunción eréctil leve”, responde Ruiz de la Roja. “Si es más aguda, servirían para potenciar el efecto de productos de síntesis.”

Por otra parte, los investigadores reclaman aún mayor evidencia científica. Para Juan Carlos Espín de Gea: “Una cosa es que puedan aumentar la libido, y otra distinta es que sean capaces de mejorar fisiopatológicamente la disfunción. Sería aventurado decir que cualquiera de estos productos es per se una solución para la disfunción eréctil”.

Si hablamos de tratamientos en pacientes, Espín de Gea prefiere el término “complemento”, no “alternativa”; y en el caso de la población general (personas no medicadas), recomienda un consumo responsable y prudente, sabiendo que ninguno de estos productos exime de llevar unos hábitos de vida saludables.

Por otra parte, obcecado por su rendimiento en la cama, el hombre a menudo olvida que la disfunción es un síntoma, un toque de atención para averiguar el motivo. “En algunos casos”, concluye Espín de Gea, “puede considerarse como marcador y preludio de enfermedad cardiovascular. Un correcto tratamiento farmacológico para ese riesgo cardiovascular incidiría en una mejora de la disfunción”.

Zinc, el oro sexual

El hígado, las ostras, las nueces, las semillas y las legumbres son ricos en zinc, un mineral que algunos científicos consideran el nutriente básico para la función sexual. Además del zinc, otros nutrientes clave son la vitamina A, la E, la B6, la colina, la metionina… Los ácidos grasos esenciales son indispensables para la producción de hormonas, como la testosterona. Dosis diaria: 15 g.

 

L-arginina

Erecciones más fuertes, según el equipo de científicos del Dr. Bhimu Patil, de la Universidad A&M en Texas. Presente en la sandía, el pollo y la soja. Dosis diaria: 5 g.

 

Ginkgo Biloba

Un estudio de la Asociación Americana de Urología muestra que una dosis de 60 mg diarios basta para mejorar la vida sexual a las seis semanas.

 

Yohimbina

Es un alcaloide aislado de la corteza de un árbol africano. Aprobado por la FDA, tiene una efectividad de entre el 34 y el 43%. Solo bajo supervisión médica.

 

Licopeno

Se encuentra en altas dosis en el tomate. El Instituto Urológico Madrileño descubrió que, mezclado con aceite de oliva, mejora los problemas de disfunción eréctil y previene el cáncer de próstata.

 

Ginseng rojo

Bumsik Hong, del Departamento de Urología de la Universidad de Ulsan, en Corea, realizó un estudio en 45 hombres y encontró que tomar ginseng rojo tres veces al día mejora hasta un 42% la erección.

 

Ajo

Contiene alicina, que, según Graham Jackson, del London Bridge Hospital, estimula la recepción de sangre en el pene. Se necesitan 4 dientes diarios… Y crudos.

 

Granada

Su zumo aumenta la calidad de la erección un 32% por su alto contenido en antioxidantes, según una investigación en la Universidad del Sur de California.

 

 

 

Maca

El Dr. Kan He, de la Universidad de Shanghái (China) comprobó que ratones con impotencia eran capaces de mantener más relaciones sexuales con esta raíz andina.

 

Azafrán

Esta planta aumenta la calidad y duración de las erecciones, según Hossein Hosseinzadeh, de la Universidad de Mashhad, Irán.

 

Damiana

Una tacita diaria de infusión de sus hojas aumenta el rendimiento sexual, sobre todo si la disfunción tiene un componente emocional.