Para realizarlo, hicieron escáneres a 241 personas con algún déficit cognitivo, y las imágenes obtenidas las relacionaron con las puntuaciones que obtuvieron en un test de inteligencia que mide distintas habilidades cognitivas. Los investigadores se encontraron con que había una correspondencia entre la puntuación que se obtenía en el test en una habilidad concreta y la actividad de una zona particular. Un mal índice de organización perceptiva procesamiento visual y espacial) casaba con una escasa actividad en la corteza parietal derecha, y así sucesivamente.

Redacción QUO