Cada año, en España, cerca de 8.000 personas abandonan los hospitales con una infección de Clostridium difficile. Esta bacteria está presente en personas saludables, pero cuando los antibióticos, generalmente administrados después de una intervención, borran la competencia, C. difficile invade los intestinos produciendo toxinas y diarreas persistentes.
Hasta hace relativamente poco, el mejor tratamiento contra esta difícil bacteria, era un trasplanta de material fecal de un donante sano. Esto se hacía mediante un enema, una colonoscopia o tubos nasales. El tratamiento es costoso, complejo y evidentemente molesto.
En Estados Unidos las infecciones por C. difficile afectan a medio millón de personas por año, por ello un grupo de microbiólogos, que fueron testigos de las dificultades de un colega para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuado, decidieron crear el primer banco de caca, en píldoras, del país: OpenBiome.
Producir las pastillas no fue fácil. En general se diseñan para disolverse en las heces, pero cuando están llenas de este ingrediente activo, comienzan a disolverse desde dentro. Para evitar esto, desarrollaron unas cápsulas con una emulsión microbiana que atrapa pequeñas cantidades de células bacterianas en un lípido acuoso, según ellos mismos cuentan. Gracias a ello, las píldoras mantienen su solidez aún a temperatura ambiente.
Este tratamiento, que se basa en 30 pastillas que se toman seguidas, resultaría más rápido, menos molesto y, aparentemente, más eficaz.

Redacción QUO