La alerta sanitaria ha saltado en el estado de Florida por un inusual rebrote de los casos de lepra. Ya van nueve en todo el año y solo en ese estado, cuando lo normal era una media de cinco anuales y en todo el país. ¿La causa? Los armadillos. Todos los pacientes afirmaron haber tenido contacto con estos animales, cuya presencia se ha hecho más habitual debido a que las obras en diversos puntos del estado han destruído sus madrigueras, obligándoles a salir al mundo exterior.

El armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus) es el único animal que manifiesta los síntomas de la lepra de forma similar a los seres humanos. Estudios genéticos realizados han demostrado que las cepas causantes de lepra en los armadillos del sur de Estados Unidos son genéticamente muy similares a las que afectaron a los pacientes humanos.

Pero, ¿debemos alarmarnos por este aumento de los casos de lepra? Lo cierto es que parece que no. Según fuentes d ela OMS, los casos de esta enfermedad han descendido un 40% en todo el mundo en quince años. Así, por ejemplo, en 2004 se registraron 407.791, mientras que las cifras del año pasado rondan los 200.000. Angola, Brasil, la India, Madagascar, Mozambique, Nepal, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y la República Unida de Tanzania, son, practicamente, los únicos países que siguen teniendo zonas afectadas endémicamente por esta enfermedad. En cambio, en el resto del planeta, especialmente en el mundo desarrollado, se ha convertido en algo residual. En España, sin ir más lejos, se registraron doce casos en 2011, según fuentes del Hopital Carlos III, y todos los pacientes eran extranjeros que acababan de llegar de otros países.

Además, según los autoridades sanitarias, la lepra es una enfermedad muy difícil de contagiar (el proceos es algo similar al de la tuberculosis) e, incluso el 95% de las personas que están en contacto con una fuente infecciosa, no llegan a desarrollarla nunca.

Redacción QUO