Sonreír, aunque sea sin muchas ganas, hace que un individuo se sienta mucho mejor consigo mismo. ¿Pero es posible reír a mandíbula batiente cuando uno tiene los dientes torcidos? Investigadores de la Universidad de Adelaida no tienen la menor duda y lo demuestran después de un trabajo de casi dos décadas con 448 personas de Australia Meridional. La doctora Esma Dogramaci y el profesor David Brennan iniciaron su seguimiento en 1988, cuando los participantes contaban con 13 años, y lo finalizaron en el momento de cumplir 30.

Una tercera parte había recibido tratamiento de ortodoncia y el objetivo de estos dos profesionales era examinar si usar brackets durante una temporada para corregir unos dientes superpuestos o torcidos conduce a un mayor nivel de felicidad o a mayor éxito social. Así explica Dogramaci sus conclusiones: «Hubo un patrón de puntuaciones psicosociales más altas en las personas que no se sometieron a un tratamiento de ortodoncia, lo que significa que las personas que no habían recibido aparatos de ortodoncia fueron significativamente más optimistas que las que sí lo hicieron”.

Los participantes que no habían usado este tipo de tratamiento tenían diferentes grados de dientes torcidos, desde leves hasta severos. El estudio valoró cómo se sentían cuando afrontaban situaciones nuevas o difíciles, si habían recibido apoyo en su entorno y su propio nivel de optimismo. La idea era ver el impacto durante este periodo de sus vidas del uso de brackets sobre la confianza en sí mismos y su felicidad.

El resultado fue que los participantes antepusieron el estado de salud de la dentadura al aspecto estético. «Cepillarse al menos dos veces al día y ver a un dentista con regularidad fue uno de los factores relacionados con mejores puntuaciones psicosociales. Los que nunca tuvieron aparatos ortopédicos viven con una actitud más positivo que los que sí lo hicieron. Si bien el tratamiento con aparatos ortopédicos no garantiza la felicidad durante las décadas siguientes, cepillarse los dientes dos veces al día y consultar a un dentista para chequeos regulares sí ayudar a mantenerte sano y feliz «, indica la investigadora.

El trabajo, que se ha publicado en la revista Orthodontics and Craniofacial Research, derrumba el mito de la dentadura mal alineada como sinónimo de aislamiento o acoso escolar. Los brackets que se emplean para lucir una dentadura deslumbrante apenas modifican la autoestima.

Marian Benito