Un estudio realizado en la Universidad de Tel Aviv por los doctores Dror Mandel y Ronit Lubetzky ha demostrado que los niños prematuros que son expuestos a la música de Wolfgang Amadeus Mozart, ganan peso más rápido y por lo tanto se vuelven más fuertes que aquellos que no escuchan la obra del austríaco.
La investigación midió los efectos que causaban 30 minutos diarios de música en recién nacidos y descubrió que estos gastaban mucha menos energía, lo que les permitía crecer más rápido. “Aún no sabemos exactamente cómo actúa la música – relata el Dr. Mandel – pero les proporciona tranquilidad, los vuelve menos agitados y así gastan menos calorías”.
En los bebés prematuros una de las prioridades es lograr que ganen un peso aceptable para que puedan irse a su hogar. Un peso saludable, al mismo tiempo, les permite desarrollar mejor su sistema inmunológico.
Aunque no se sabe exactamente qué es lo que causa esta respuesta, Mandel tiene una hipótesis: “ Las melodías repetitivas en la música de Mozart podría afectar los centros organizadores de la corteza cerebral. Al contrario de Beethiven, Bach o Bartok, la música de Mozart tiene una melodía altamente repetitiva. Esta podría ser la explicación musical. Pero aún falta más investigación para obtener la científica”.
El próximo paso en la investigación es descubrir que tipo de música escuchaban los niños en el útero. Luego les harán escuchar esa música a otros prematuros para verificar posibles efectos.

Juan Scaliter