Los caballitos de mar compiten en delicadeza con las mariposas. Y, como algunas de ellas, gozan de un privilegio oculto a nuestros ojos, la biofluorescencia

La bioluminiscencia es común en los océanos. Una investigación encontró hasta 180 especies marinas bioflurescentes, incluso algún tiburón goza de una propiedad tan singular. En los caballitos de mar, han encontrado que lucen en azul y en verde desde los primeros días de vida.

El estudio, publicado en PlosOne, registró biofluorescencia para todos los 1.830 caballitos de mar recién nacidos. Pertenecen a la especie  Hippocampus reidi. y son pobladores de Ilha Grande, Brasil.

A las curiosas características de estos diminutos habitantes de los océanos, además de ser peces sin escamas, nadar en vertical, mostrar una especie de trompa casi inverosimil, y que los que se preñan sean los machos, hay que añadir, ahora, que son especialmente brillantes.

Nada más nacer, tienen biofluorescencia verde sólo en los ojos y el estómago. A medida que se hacen adultos, aumenta su área luminosa y se distribuye por todo su cuerpo.

Se ha estudiado la biofluorescencia para el caballito de mar Hippocampus reidi, tanto en la naturaleza como en cautiverio. Cuando se hace adulto, el hippocampus muestra emisiones de color verde y de color rojo en forma de puntos o franjas a lo largo de todo el cuerpo. Y no para todos es la misma.

Existen diferencias individuales con la iluminación del cuerpo, los patrones de color y la edad a la que se produce la fluorescencia. En H. reidi la fluorescencia roja de 600 nm cubría la cabeza, el tronco y la cola, en tanto la fluorescencia verde siempre se ubicó alrededor de los ojos.

 

Caballitos de mar fluroescentes

Caballitos de mar en laboratorio y campo mostrando biofluorescencia.

 

 

Los caballitos de mar machos muestran franjas de biofluorescencia verde en las áreas del tronco y la cabeza.

La biofluorescencia verde fue más evidente en los ojos y como pequeños puntos en todo el cuerpo, mientras que el color rojo se encontró cubriendo toda la cabeza, el tronco y la cola. Este patrón fue el mismo para todos, pero la intensidad varió entre ellos.

Un macho preñado del estudio también mostró el mismo patrón de biofluorescencia encontrado para los otros caballitos de mar, tanto en relación a la emisión de color como a la ubicación corporal de la iluminación. Algunos individuos tenían pequeños puntos verdes en el tronco y la cola, pero no era un patrón exhibido por todos los individuos observados.

La biofluorescencia, que es la capacidad de los organismos para absorber la luz y reflejarla en una longitud de onda diferente, está presente en muchos peces marinos.

Las características que hacen únicos a los caballitos de mar, como su hocico en forma de tubo, su cola prensil o la piel sin escamas, pueden resaltarse gracias a la aplicación de diferentes técnicas lumínicas.

El vídeo muestra una escena de amor

Es posible que la bioluminiscencia les sirva para encontrar pareja. Solo se aparean cuando sube la temperatura del agua, y lo hacen después de una auténtica danza ceremonial que llega a durar veinte minutos.