En 2019 Australia experimentó su año más caluroso y seco registrado hasta la fecha. Los incendios provocados por estas condiciones ya alcanzan un tamaño equivalente a dos veces el tamaño de Bélgica o lo que es lo mismo, toda la superficie de Canarias completamente quemada…cuatro veces.

Las consecuencias de ello han sido devastadoras con millones de animales muertos y miles de personas afectadas. Pero el fuego también provoca efectos indirectos. Desde inicios del siglo XIX, los ingleses importaron desde la India y Pakistán una gran cantidad de camellos que usaron para el transporte y la construcción de vías férreas y ciudades. Luego, la llegada de medios de transporte motorizados, los convirtió en “obsoletos” y se los dejó en libertad. En 2008 la población total de camellos salvajes de Australia alcanzó el millón de ejemplares, una cifra que, de acuerdo con Guinness, es la mayor población salvaje de estos animales.

El problema es que los camellos ingieren más del 80% de las especies de plantas disponibles, consumen gran cantidad de agua y muchos de los alimentos, cultivados por las poblaciones locales, se ven seriamente afectadas por la dieta de los camellos. De hecho, funcionarios de las zonas afectadas han señalado que estos animales han invadido las comunidades rurales, amenazando la escasez de alimentos y agua potable, dañando la infraestructura y creando un entorno peligroso para los conductores. ¿Cuál fue la respuesta? Se ha contratado a francotiradores para que, desde helicópteros, sacrifiquen a unos 10.000 ejemplares. Esta medida, que se llevará a cabo durante cinco días, según informan medios locales, se producirá en las tierras Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara (APY), hogar de unos 2.300 indígenas, en el noroeste del sur de Australia.

El departamento de medio ambiente australiano apoya este sacrificio que persigue controlar el gran número de ejemplares, considerando que la sequía también había creado «problemas críticos de bienestar animal», ya que algunos camellos murieron de sed o se pisotearon mientras se apresuraban a buscar agua.