Sí, así es. Os presentamos a la medusa inmortal: la Turritopsis nutricula, que aunque se parece a cualquier otra medusa, cuando se reproducen no mueren, sino que son capaces de volver a su forma de pólipo anterior. Los tentáculos se retraen, los cuerpos se encogen y descienden hasta el fondo marino para reiniciar el ciclo.

Las células adultas, incluso los huevos y el esperma, se disuelven para convertirse en formas más sencillas de sí mismas, y el organismo al completo vuelve a ser ‘joven’.

Esa capacidad de la criatura para rejuvenecer se denomina transdiferenciación celular, proceso en el que un tipo de célula se transforma en otro, como ocurre con las células madre humanas. Esto significa que las células adultas de esta medusas, ya especializadas en determinada función, son capaces de volver a ser células madre, que a su vez pueden transformarse en cualquier otra. Así es como las salamandras y renacuajos desarrollan extremidades nuevas.

Aunque estas medusas sean algo inmortales no son inmunes a todas las amenazas. Con sus 4,5 milímetros son muy vulnerables a depredadores más grandes. que son muchos. Forman parte del plancton marino, la forma de vida marina más abundante y significativa para la cadena alimenticia acuática, sistema sin el cual no existiría la vida en el mar.

Redacción QUO