La pequeña mandíbula de un mamífero que vivió hace 215 millones de años revela el momento en que los ancestros comunes del hombre, el chimpancé y las musarañas (por citar tres mamíferos de hoy en día), se hicieron omnívoros

Comer de todo no es algo que pueda hacer cualquiera. Es necesario tener una dentición capaz de rasgar, triturar, y moler, funciones muy distintas. Los humanos tenemos esa dentición. En algún momento muy lejano, ancestros comunes a nosotros y a otros mamíferos, desarrollaron esa dentición especializada y, según un equipo de científicos dirigido por Grzegorz Niedźwiedzki de la Universidad de Uppsala, esto ocurrió hace 215 millones de años. La prueba la han encontrado en la diminuta mandíbula de un animal extingo que encontraron en Groenlandia.

El equipo de la Universidad de Uppsala ha investigado la anatomía de la mandíbula y la estructura de los dientes de una nueva especie de mamíferos recientemente descrita llamada Kalaallitkigun jenkinsi. El estudio acaba de publicarse en PNAS.

Este era Kallallitkigun jenkinsi

Fue descubierto en la costa oriental de Groenlandia y era un animal muy pequeño, parecido a una musaraña, probablemente cubierto de pelo. Habría tenido el tamaño de un ratón grande y vivió durante el Triásico Superior, hace unos 215 millones de años.

El descubrimiento de una nueva especie de forma de mamífero es un evento muy relevante, ya que solo se conocen unas diez especies de mamífero de un período tan antiguo. Los hallazgos similares más antiguos son entre 5 y 10 millones de años más jóvenes.

La nueva especie ha sido nombrada como Kalaallitkigun jenkinsi  porque los científicos querían honrar a los indígenas de Groenlandia, los inuit, en cuyo idioma la palabra  Kalaallitkigun  significa «un diente de Groenlandia». Y  jenkinsi  era el apellido del investigador estadounidense FA Jenkins, uno de los pioneros de la paleontología en Groenlandia.

La mandíbula que encontraron, de solo 20mm

«Supe que era importante desde el momento en que tomé este fragmento de 20 mm del suelo», dice Niedźwiedzki, investigador de la Universidad de Uppsala

Lo que encontró era una pequeña mandíbula que les permitió describir a la nueva especie. Ahora, han estudiado como se articulaba, y cómo eran sus muelas y dientes al detalle.

Al hacer el estudio de la mandíbula, han encontrado que las muelas tienen dos filas de cúspides, y una raíz doble. Esto es algo que también tenemos nosotros, los humanos. Las cúspides de nuestras muelas y que estén ancladas en una raíz doble permite masticar de todo, tanto hierbas como la carne de un ñu. Este dibujo muestra lo poderosa que es nuestra dentición.

 

Los dientes cambian si hay un cambio de hábitos

Los investigadores creen que los cambios estructurales en los dientes están relacionados con los cambios en los hábitos de alimentación. En este estudio,  que recoge la revista científica PNAS, deducen que los animales estaban cambiando a una dieta más omnívora/herbívora y que Kalaallitkigun jenkinsi  fue un pionero en aprovechar todo el menú disponible.

Los dientes más anchos con «cuencas» en la superficie superior son mejores para moler la comida, permiten una mejor oclusión dental, los contactos que se producen entre los dientes del maxilar (arriba) con los dientes de la mandíbula (abajo). Además, al tener raíces divididas son más capaces de soportar las tensiones mecánicas, incluidas las del contacto entre los dientes superiores e inferiores durante la mordida, en comparación con los dientes con una sola raíz. Los dientes humanos tienen esta característica.

«Esta pequeña mandíbula de Groenlandia nos muestra cómo surgieron los dientes de los mamíferos y por qué aparecieron y se perpetuaron», dice Niedźwiedzki.