Viajamos a Sevilla para conocer sus relojes públicos únicos, por distintos motivos, en la torre de la Giralda

Hoy llevas la hora en tu muñeca, o en tu bolsillo. Tu casa está llena de relojes, desde la televisión hasta el horno. Pero no hace tanto, para saber la hora había que mirar hacia arriba.

Los relojes de torre permitían que las personas llegaran puntuales a las citas en las ciudades medievales, y supusieron un gran avance respecto a los pregoneros y alguaciles que antes tenían que cantar las horas.

El primer reloj de torre del que se tiene noticia es la torre de los vientos en Atenas, que data del año 50 a.e.c. Contenía ocho relojes de sol y una clepsidra, o reloj de agua. En China, en la prefectura de Keifeng, en 1088 el matemático Su Song construyó un reloj de torre que también funcionaba con agua.

En Europa el primer reloj de torre se construyó en Westminster en 1288, en el lugar donde hoy en día se encuentra el Big Ben. ¿Y en España? ¿Dónde se encuentra el primer reloj de torre que no era de sol? El asunto no está exento de controversia, pero antes, hablemos del los relojes de sol.

El reloj de sol a la sombra

La Giralda de Sevilla, como muchas obras de la arquitectura mundial, es un palimpsesto, fruto de reformas tras reformas que se superponen. La torre se comenzó a construir en 1172 por encargo del califa Abu Yúsuf al-Mansur, en pleno reinado almohade.

reloj sol giralda

Uno de los dos relojes de sol no puede funcionar.

Tras la reconquista, los reyes cristianos decidieron aprovechar la torre y la mezquita para convertirla en catedral. En 1564 se completó la Giralda en Sevilla, y cuatro años más tarde se colocó la estatua que la corona, una veleta que gira con el viento y que dio a la torre el nombre de “Giralda”.

El reloj de sol de la Giralda es el único del mundo que resulta perfectamente inútil

En la “Terraza de las azucenas” de la torre se conservan hoy dos relojes de sol, uno en la cara sur y otro en la cara norte, exactamente iguales. La idea seguramente fue que se pudiese ver la hora desde ambos lados de la torre, pero a los constructores se les escapó un pequeño detalle.

España está en el hemisferio norte. Eso quiere decir que el sol sale por el este y se pone por el oeste, pero la elíptica, es decir, la curva que traza el sol en el cielo, está en el sur. La cara norte de la torre está permanentemente en la sombra, y eso convierte al reloj de sol de la Giralda en el único del mundo que resulta perfectamente inútil.

El reloj de torre Sevilla y sus contendientes

Durante mucho tiempo se pensó que el reloj mecánico más antiguo de España estaba en la torre de la iglesia de San Miguel Arcángel, en la plaza Mayor de Cuéllar, Segovia. Esta confusión procede de una cita del cartógrafo francés Victor Levasseur  que en 1849 escribió que en esta villa se puso en 1395 ”el primer reloj de torre de que ha memoria en España”. Sin embargo, otros documentos han datado el encargo de construcción del reloj segoviano en 1403.

reloj torre giralda

El reloj de la torre de 1765

Otras crónicas indican que en 1378 se instaló en el campanario de la catedral de Valencia un reloj público, el primero de toda España que no era de sol, diseñado por un relojero alemán por mandato del obispo de la ciudad, pero desaparecido hoy. Esto nos lleva de la capital del Turia a la del Guadalquivir.

Muchos consideran que el reloj de la Giralda, en Sevilla, es el reloj de torre más antiguo de España, pero el demonio está en los detalles. En 1365 un terremoto destruyó parte del alminar que ocupaba el sitio donde hoy está la Giralda. Provisionalmente se construyó una espadaña (un simple muro vertical) sobre cuatro pilares para colgar la campana y el reloj público, que se inauguró en 1400.

La tecnología relojera de la época no era muy avanzada, y el reloj sevillano se retrasaba inexorablemente. En 1765 se instaló uno nuevo, que había tardado siete años en construirse. El antiguo desapareció, pero aún hoy se conserva la misma campana.

Tampoco con este se solucionó el problema de la precisión. El reloj estaba diez minutos atrasado, y durante siglos, en Sevilla, el reloj de los obispos iba por delante del instalado en el Ayuntamiento, lo que fue causa de no pocas disputas.

Esto no es Suiza, y aquí la puntualidad ha sido históricamente un concepto relativo. Quizá sea también una invitación para visitar Sevilla con calma y olvidarse durante un rato del transcurso del tiempo entre sus maravillas.

Con la colaboración de Hyundai