Si hay una civilización vecina con radiotelescopios sensibles a menos de cien años luz, puede que ya sepan de nosotros. ¿Con qué rapidez debemos esperar que se pongan en contacto? Avi Loeb, el astrofísico de Harvard, está dispuesto a dar con ellos

El mundo OVNI está que arde. La semana pasada dos aviones informaron de un «OVNI verde brillante» cruzando las nubes sobre Canadá. A última hora del 30 de julio, los pilotos de dos aviones distintos -uno militar y otro comercial- informaron haber visto un misterioso OVNI verde que se desvaneció entre las nubes sobre el Golfo de San Lorenzo, en la costa atlántica de Canadá.

Según un informe publicado el 11 de agosto en la base de datos de incidentes de aviación del gobierno canadiense, ambos vuelos fueron testigos de un «objeto volador verde brillante» que «voló hacia una nube y luego desapareció». El objeto no afectó a las operaciones de ninguno de los dos vuelos, según el informe.

Uno de los aviones que informó del avistamiento era un avión militar canadiense que volaba desde una base en Ontario a Colonia (Alemania). El vuelo de pasajeros era un avión de KLM Royal Dutch Airlines que volaba de Boston a Amsterdam.

Steffan Watkins, investigador de  aviación y transporte marítimo, examinó los datos de los dos vuelos y vio que el avión militar subió 300 metros de altitud en el momento del avistamiento, posiblemente para evitar el objeto o verlo más de cerca, tuiteó Watkins.

El informe de aviación canadiense clasificó el incidente con la etiqueta «globo meteorológico, meteorito, cohete, OVNI», sin descartar una roca espacial.

Mientras tanto, en junio de 2021, el Pentágono dio a conocer públicamente un informe largamente esperado sobre más de 140 avistamientos de OVNIs documentados por pilotos de la Marina de Estados Unidos. El informe concluía que «la mayoría de los FANI [fenómenos aéreos no identificados] reportados probablemente sí representen un fenómeno físico, aunque en ningún caso puede demostrarse que se trate de un objeto volador fabricado por una inteligencia alienígena.

Y en este marco OVNI que bulle, Avi Loeb, el astrofísico de Harvad que defiende que Oumuamua fue el primer objeto alienígena detectado, sigue calentando motores para que la búsqueda de naves extraterrestres sea una realidad científica.

Avi Loeb ha puesto en marcha el proyecto Galileo, con donaciones privadas, cuyo objetivo es dar con ellos. Avi Loeb ha publicado dos artículos en la prestigiosa revista Scientifc American. Uno de ellos tiene este título: ¿Cuándo tendremos señales de los extraterrestres?

¿Cuándo recibiríamos la primera señal alienígena?

Avi Loeb explica que hay dos tipos de señales que a día de hoy podríamos detectar. La más rápida implicaría señales electromagnéticas como las ondas de radio, que llevamos un siglo enviando al espacio. Esas ondas se mueven a la velocidad de la luz. Pero esto significaría que habría que esperar hasta el siglo XXII para que los extraterrestres recibieran nuestras señales a solo 100 años luz.

Si como respuesta a nuestras señales de radio, decidieran enviar un cohete como los Voyager 1 y 2 o los New Horizons que los humanos hemos construido y que ya están en el espacio interestelar, ese «corto» viaje de 100 años luz llevaría millones de años.

Esto significa que tendríamos un tiempo de espera tan largo como el que transcurrió desde que los humanos aparecieron en la Tierra antes de que pudiéramos presenciar la llegada de naves alienígenas de propulsión química en respuesta a la detección de nuestras emisiones de televisión y radio.

¿Cómo contactar antes con los extraterrestres?

La propuesta de Avi Loeb para acortar los tiempos es enviar al espacio velas extraterrestres impulsadas por la luz hasta velocidades relativistas, en el espíritu del concepto Starshot, aunque esto seguiría llevando una enorme cantidad de tiempo.

Hace sólo un siglo que disponemos de la tecnología necesaria para llegar a otras estrellas, apenas una pequeña fracción de la historia de la Tierra; las probabilidades de que otro planeta se encuentre precisamente en el mismo punto de su desarrollo son de más de 10 millones entre uno.

Según Avi Loeb no obtendremos una respuesta alienígena antes del año 4000

Para encontrar uno, tendríamos que estudiar un volumen de espacio que contenga más de diez millones de estrellas. Dada la densidad local de estrellas, esto implica que la señal debe atravesar una distancia de al menos mil años luz. Y eso, a su vez, requiere un tiempo de viaje de la luz en ambos sentidos de más de dos milenios. En otras palabras, no obtendremos una respuesta, incluso a la velocidad de la luz, antes del año 4000.

Sin embargo, hay otra forma de verlo. ¿Y si una civilización tecnológica avanzada surgió hace muchos millones de años y ha estado viajando por el espacio interestelar desde mucho antes de ser consciente de nuestra existencia?

Según añade Avi Loeb,  los astrónomos están ansiosos por estudiar exoplanetas potencialmente habitables, como un planeta alrededor de la estrella más cercana, Próxima Centauri.

Loeve explica que es probable que los humanos decidamos visitar Próxima Centauri b con naves espaciales antes de que haya alguna señal de que pueda haber surgido una civilización tecnológica en él. De forma análoga, ¿podrían los vehículos interestelares estar sorprendentemente cerca de nosotros ahora mismo simplemente porque sus creadores descubrieron hace tiempo que la Tierra es un planeta habitable y decidieron venir a echar un vistazo?

La única forma de averiguarlo es buscar en el cielo objetos inusuales. Esta es la razón de ser del Proyecto Galileo.

Más barato que buscar materia oscura

Según explica Loev, el coste de establecer una red de telescopios adecuados es inferior a lo invertido hasta ahora en la búsqueda de la materia oscura. No sabemos qué partículas constituyen la mayor parte de la materia del universo. Es una búsqueda comprometida por las incertidumbres, al igual que la búsqueda de los OVNIS. Pero, según Loev, si encuentran una señal de origen extraterrestre, las implicaciones serían mucho mayores para la sociedad que demostrar que la materia oscura son partículas masivas de interacción débil (WIMP) en lugar de otra cosa. “El hallazgo extraterrestre bien podría cambiar la forma en que percibimos nuestro lugar en el universo, nuestras aspiraciones en el espacio, nuestras creencias teológicas y filosóficas e incluso la forma en que tratamos a otros humanos”.

Desde QUO.es seguiremos de cerca el proyecto Galileo.

Sobre Avi Loeb

Avi Loeb es ex presidente (2011-2020) del departamento de astronomía de la Universidad de Harvard, director fundador de la Iniciativa de Agujeros Negros de Harvard y director del Instituto de Teoría y Computación del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica. También preside el Consejo de Física y Astronomía de las Academias Nacionales y el consejo asesor del proyecto Breakthrough Starshot, y es miembro del Consejo Presidencial de Asesores en Ciencia y Tecnología. Loeb es el autor del bestseller Extraterrestre: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth (Houghton Mifflin Harcourt).