Fotografía: Playa de Carnota (A Coruña) de Fins Eirexas (@CorneliusGZ). Texto de Maite Vence, directora de Observer®, la primera certificación internacional de calidad en Turismo Científico

Los  Mares de ardora, mares luminosos o fosforescentes, también llamados Milky seas, son fenómenos inusuales que los navegantes de siglos atrás observaban temerosos. Ahora sabemos qué los produce, y Galicia es uno de los mejores destinos para bañarse en ellos

Para las tripulaciones de siglos atrás que a menudo creían en monstruos marinos y otras criaturas fantásticas, navegar en un Mar de ardora durante horas resultaba siempre algo siniestro y aterrador.

Muchas veces lo describían como si fuese leche, un campo de nieve o como si el barco navegase sobre nubes, y también como unos mares «que brillaban en la oscuridad hasta allí donde llega la vista». En la literatura fue descrito como “era un ‘mar de leche’, una balsa de agua que brillaba en la oscuridad» relataba el Capitán Nemo a bordo de su ‘Nautilus’ en “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Jules Verne. Hoy, incluso se ha fotografiado desde satélites.

Nuestra comprensión del mundo ha mejorado desde entonces, y lo que antes era considerado un misterioso fenómeno, una invención propia de marineros delirantes sedientos de Tierra, incapaces de ofrecer una explicación razonable, es hoy es un fenómeno estudiado y explicado por la ciencia.

Además, algunos de los mejores lugares para disfrutar del Mar de ardora  en Galicia son el Parque nacional de las Islas Atlánticas, especialmente en las islas Cíes y Ons. También algunos pueblos de la Costa da Morte, como Muxía o Carnota, y otras zonas de las Rías gallegas más al sur, como Porto do Son, la playa de A Lanzada, en O Grove, y algunas playas de Vigo, fueron testigos este agosto del increíble fenómeno del  Mar de ardora.

La primera vez que se fotografió

Los primeros registros científicos de este fenómeno datan de 1915 y en su mayoría son observados en zonas del Océano Índico próximas a Indonesia, Somalia, el sur de Portugal, la bahía Fosforescente en Puerto Rico y también en las costas gallegas.

No obstante, el paso de mito legendario a pura realidad se produjo después de que el fenómeno hubiese sido fotografiado por primera vez desde un satélite de Defensa estadounidense en 1995, y cuyas imágenes fueron publicadas de forma inédita en 2005 por la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.

En las fotos publicadas en PNAS se mostraba un área, de unos 250 kilómetros de largo y superficie de 15.400 kilómetros cuadrados del Océano Índico, cerca de las costas de Somalia, que brillaba de manera extraordinaria. El fenómeno se produjo durante tres noches consecutivas en el mes de enero. Si bien en algunos casos, debido a un efecto óptico, o a algunas fotografías monocromáticas, este efecto parece blanco, lo cierto es que es en realidad azul, o incluso verde en algunos lugares.

¿Qué produce ese río de luz?

Las investigaciones científicas que estudian el fenómeno han sido numerosas desde entonces y se sabe que el llamado Mar de ardora  es causado por algas microscópicas que consumen energía para producir bioluminisciencia.

Estas algas unicelulares, del grupo de los dinoflagelados Noctiluca scintillans son depredadas por otros componentes del  zooplancton de cuerpo transparente, los copépodos, que al ingerir noctilucas se vuelven a su vez brillantes.

un copédopo después de haberse comido una luminosa nuctiluca

Un copédopo después de haberse comido una luminosa nuctiluca

De esta manera, los copépodos, muy llamativos a ojos de sus propios depredadores (larvas de peces) son distinguidos más fácilmente. Es decir, que las noctilucas, hacen de sus depredadores unas alarmas para atraer ayuda.

Sobre esta teoría, denominada Alarma contra ladrones, trata el multipremiado cortometraje del Grupo de Investigación Divulgare de la Universidad de Vigo.

Observar este sorprendente fenómeno natural en España, y deleitarse con su fotogenia, es relativamente fácil entre los meses de julio y septiembre, en el litoral gallego. La riqueza de sus costas permite que se acumulen millones de nutrientes en sus aguas y, entre toda esta biodiversidad, y la habitual renovación de las aguas de las Rías gallegas debido a la continua circulación de vientos, hace que en determinadas épocas aflore la especie Noctiluca Scintillans.

Estos microorganismos pueden verse también a simple vista de día porque dejan manchas anaranjadas en el agua. Son un reclamo turístico cada vez mayor, debido a su colorido, brillo y singularidad. Su presencia no representa ninguna amenaza para la salud pública.

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