Artilugios como este eran patrimonio exclusivo de las películas de James Bond. Pero la posibilidad de conducir un coche sumergible ya es una realidad fuera de las pantallas de cine. Anteriormente ya existían vehículos con dicha característica, pero todos con uso militar. Este es, por tanto, el primer coche submarino civil. Su creador es el ingeniero Frank M. Rinderknecht, quien ha bautizado el ingenio con el nombre de Rinspeed sCuba. El coche puede sumergirse a una profundidad de diez metros, aunque bajo el agua su velocidad se ralentiza hasta los tres kilómetros por hora. Navega, además, de forma automática, sin necesidad de que el conductor maneje el timón… ejem… el volante.

Máscaras para respirar

Los ocupantes del vehículo pueden respirar gracias a unas mascarillas similares a las que utilizan los submarinistas, conectadas a dos depósitos de aire comprimido. La cabina es, además, un compartimento aislado que puede desprenderse como si fuera una cápsula del resto del vehículo, en caso de emergencia.

Trío de motores

Tres motores eléctricos, que funcionan con baterías de ion-litio, se ocupan de la propulsión del vehículo. Uno en superficie y dos cuando está sumergido. 

Autonomía submarina

El Rinspeed Scuba puede recorrer hasta seis kilómetros bajo el agua.