Desde que los móviles aparecieron en nuestras vidas, es raro no ver a un humano exhibiéndose con él en cualquier momento u ocasión. Ya no hay personas que se sientan en terrazas a mirar al infinito o enamorados en un banco que no recurran al selfie. Como diría Marshall McLuhan si pudiera ver por un agujerito nuestra vida actual, es que el smartphone se ha convertido en una extensión de nuestras extremidades.

El fenómeno no solo resulta sutilmente irritante, sino que incluso está cambiando nuestra forma de caminar. Para llegar a estas conclusiones, investigadores de la Universidad de Delaware (EEUU) pidieron a 22 voluntarios que marcasen un número de teléfono en su móvil mientras caminaban en una cinta de correr por períodos de dos minutos.

Para ser objetivos en los resultados, los investigadores colocaron a los voluntarios un total de 62 marcadores en brazos, tronco, pelvis y piernas que transmitían sus gestos a cámaras de movimiento diseñadas para medir la flexión de la rodilla, el movimiento de la cadera y el balanceo de las piernas.

El experimento demostró que cuando los voluntarios estaban distraídos marcando los números, cambiaban su forma de caminar normal por otra con pasos exagerados bastante extraños: sus rodillas y tobillos funcionaban de forma completamente distinta a la habitual. Según los investigadores, las personas adoptan inconscientemente esta postura debido a que su cuerpo detecta que tienen mayor probabilidad de caerse.

Fuente: telegraph.co.uk

Redacción QUO