En China se ha desatado el pánico a subir en una escalera mecánica, tras dos graves accidentes ocurridos en el plazo de una semana. El primero le costó la vida a una mujer que fue engullida al llegar a la parte superior del mecanismo, aunque antes pudo poner a salvo a su hijo. El suceso tuvo lugar en un centro comercial de la ciudad de Jingzhou, y el vídeo se hizo rápidamente viral. Ahora, la nueva víctima ha sido un hombre, un empleado de la limpieza cuyo pie quedó atrapado entre los escalones y la plancha de la parte superior del mecanismo. Aunque en esta ocasión se evitó la muerte, su pie tuvo que ser amputado.

La cercanía de ambos sucesos ha hecho que en el país asiático se extienda el pánico a subirse a las escaleras mecánicas, y la red se ha llenado de fotos y vídeos en los que se ve a ciudadanos chinos haciendo las más curiosas y cumplicadas maniobras para evitar tener que pisar la fatídica plancha de la zona superior, la misma en la que sucedieron los dos accidentes.

Pero, ¿es lógico tener miedo a las escaleras mecánicas? ¿Existe una normativa de seguridad efectiva a nivel mundial? Y, ¿un accidente similar podría suceder en España?

Pues lo cierto es que no existe una normativa a nivel global. En Europa la instalación y el funcionamiento de este tipo de mecanismos están reguladas por la norma UNE-EN 115 la cual regula, por ejemplo, el espacio que tiene que haber entre los peldaños y el zócalo, para evitar que los pies o el calzado puedan quedar enganchados, la colocación de protecciones al inicio del posamanos que impidan que los dedos (especialmente los de los niños), queden atrapados, o la altura de las balaustradas que debe ser como mínimo de 900 milímetros (aunque en algunos países fuera de la UE se exige que sea de 1100).

También se avisa de que las escaleras mecánicas no son un mecanismo ideal para subir con sillas de ruedas o carrito de bebé. Se recomienda en ese caso usar siempre el ascensor o una plataforma movil (la normativa obliga a señalizar donde están los más cercanos) y se avisa que es responsabilidad del usuario hacerlo.

Uno de los principales instaladores europeos de este tipo de mecanismos, asegura que en España la normativa de seguridad europea se cumple al cien por cien y que, en muchos casos, incluso se implementa. Según un estudio realizado por Schindler, una compañía instaladora de este tipo de dispositivos, el 86% de los accidentes que ocurren en las escaleras mecánicas son caídas producidas por un comportamiento inadecuado de los usuarios. Y solo un 3% se deben al mal funcionamiento del aparato, pero no (siempre según el estudio de dicha compañía) debido a que el mecanismo sea defectuoso, sino a que no se ha realizado un mantenimiento adecuado.

Eso parece coincidir con el resultado de las primeras investigaciones realizadas tras los accidentes de China. En el caso del que costó la vida a la mujer, las autoridades han concluído que se debió a una negligencia de los responsables y empleados del centro comercial donde estaba instalada la escalera. Al parecer, el dispositivo estaba estropeado pero, pese a ello, seguía funcionando y no había ninguna señalización que indicase su estado. En lugar de dejar el mecanismo fuera de servicio, lo mantuvieron en funcionamiento y pusieron a tres empleadas para advertir al público de que debían de tener cuidado al usar esa escalera. Cosa que tampoco hicieron, como puede verse en el vídeo que recoge el fatal accidente.

En el caso del hombre que perdió el pie aún no se conocen las causas pero, fuentes no acreditadas, apuntan a un mantenimiento defectuoso de la instalación por parte de los responsables del centro comercial. Aunque habrá que esperar a ver si se confirma este extremo.

Parece claro, eso sí, que el diseño de las escaleras mecánicas, al menos en Europa, si cumple los estándares de seguridad. Hay que confiar en que también se realice el mantenimiento adecuado. Y, por supuesto, procurar evitar los comportamientos temerarios o irresponsables para que no sucedan accidentes como éste que tuvo lugar en un centro comercial de Rusia.

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Pero que nadie se asuste. Pese al tremendo trompazo que se da, el niño sobrevió al impacto.

Redacción QUO