El gaokao viene a ser el equivalente chino a nuestra selectividad, o sea, una serie de pruebas a las que cada año se someten una media de nueve millones de adolescentes para tratar de acceder a la universidad. Y la gran novedad este año es que las autoridades han recurrido a lo drones para vigilar los exámenes y evitar que los estudiantes puedan copiar.

Estos drones incorporan detectores de ondas de radio emitidas por dispositivos electrónicos (cuyo uso está completamente prohibido en estos exámenes) que permiten localizar su origen y señalar en un panel de control de dónde se encuentra el infractor. Y, al parecer, ya se han detenido a veintitrés alumnos. Hay que recordar que en China hay incluso pena de cárcel para los adultos que ayuden a los jóvenes a hacer trampas en un examen.

Pero los drones no son la única medida preventiva que se ha puesto en marcha: detectores de metales y gafas de infrarrojos también forman parte del arsenal anticopiones. Todo este exceso se explica debido a la gran pasión y al estrés con que los jóvenes chinos se enfrentan a estos exámenes. Ya que además de jugarse su futuro, las familias consideran un deshonor ser supendido.

Hace tres años, el gaokao se hizo tristemente célebre por unas fotografías que mostraban a los alumnos enganchados a unos goteros que les suministraban suero durante el transcurso de los exámenes para combatir el agotamiento.

Redacción QUO