En un movimiento de ajedrez en absoluto improvisado, el ministro de Comunicaciones ruso, Nikolai Nikiforov, ha anunciado que su país creará un sistema operativo propio e independiente. Las negociaciones ya han comenzado y se haría cargo de todo la empresa finlandesa Jolla, responsables del sistema operativo Sailfish, de código abierto. Al proyecto se uniría también China, un experimentado en esto de desarrollar sistemas operativos propios y más tarde los otros países que conforman el BRICS (Brasil, India y Sudáfrica).
La iniciativa surge por una preocupación del Ministerio de Comunicaciones que no percibe que los sistemas operativos actuales sean suficientemente abiertos en sus códigos como para que los programadores los puedan mejorar. También busca sacar partido de un mercado millonario en usuarios que comenzaría en su tierra, pero luego se extendería a los otros BRICS, según afirmó el organismo en su cuenta de Twitter.
Pero también puede haber gato encerrado: un gobierno que crea su propio sistema operativo, el mismo que restringe ciertas comunicaciones, puede tener un propósito menos relacionado con la empresa y más con la política interna, para llevarlo a cabo.
En la actualidad el mercado mundial de los sistemas operativos se divide en Android (80,7%), iOS (15,4%), Windows (2,8%) y BlackBerry (0,6%).

Juan Scaliter