Apenas un milímetro cúbico. Ese es el tamaño del Michigan Micro Mote (M^3), el ordenador autónomo más pequeño del mundo desarrollado durante una década por expertos del Departante de Ciencias de la Computación de la Universidad de Michigan.
El objetivo de los científicos es reducir el tamaño de los ordenadores para satisfacer las necesidades de la Internet de las cosas (Internet of Things, IoT, sus siglas en inglés). La IoT describe un mundo en el que los objetos cotidianos, tostadoras, neveras, semáforos o lavadoras,,, Todos estos objetos, algún día tendrán circuitos integrados y podrán comunicarse entre ellos formando una red.

A pesar de su tamaño, el M^3 puede tomar imágenes, obtener temperaturas y registrar medidas de presión. Este ordenador, esperan los investigadores, podrá implementarse en una gran variedad de sistemas. Su reducido tamaño lo convierte en perfecto para utilizarse dentro del cuerpo humano, allí podrá no solo registrar temperaturas y presión, también podrá llevar a cabo electrocardiogramas. La industria del petróleo también se ha mostrado interesada en el M^3 para usarlo en el mantenimiento de tuberías y gasoductos.

“Lo que la gente en general no tiene en cuenta – explica David Blaauw, uno de los profesores implicados en el desarrollo del M^3 – es que gran parte del volumen de un ordenador, por ejemplo en un smartphone, lo consume la batería. Reducir la cantidad de energía que requiere era clave para reducir el tamaño”. Al no tener teclado, ni ratón o pantalla, los científicos de la Universidad de Michigan debían encontrar un modo de comunicarse con este ordenador. La solución para cargarlo y comunicarse con él fue la luz. Se envían pulsos de alta frecuencia de luz que el ordenador procesa y luego envía a un ordenador central por medio de radio frecuencia.

Juan Scaliter